domingo, 11 de abril de 2021

Los Desaparecidos (Parte 18)

 


Alisa, o bueno, esa criatura levantó la mirada y pude sentir como nuestras miradas se encontraron

- Elisa ¿Esta bien? – decía la criatura, o bueno, decía Alisa con tono débil

- Sí, ella está bien, un amigo la está cuidando y en caso de que…

- ¿Ese amigo es Howard Walterson? – me interrumpió Alisa

- Sí, es el

- Ese tipo cree que puede hacer lo que quiera solamente porque tiene dinero, es enfermo y me produce mucho asco – Alisa se levantó y agarro con sus manos los garrotes que estaban más cerca de mi – me da asco como todos los hombres, incluso Cero

- ¡Oh! Mi niña grosera – decía Cero con tono de burla – igual serás la que engendrara al hijo de nuestro Dios, la que le dará vida al nuevo profeta que entregara este mundo a los justos, solamente necesitas a alguien fuerte para alimentarte, alguien con la fuerza de el – Cero me señaló con sus huesudas manos y Alisa respondió a esto lamiéndose sus propios labios, como si fuera a comerme.

- Sí, lo devoraré ¡Me comeré a todos los enemigos de nuestro señor y destructor!

Todos comenzaron a aplaudir mientras que Cero sacaba una llave y se acercaba al cerrojo de la celda; yo estaba nervioso, asustado incluso, no sabía como reaccionar, como si mi sentido común me hubiera abandonado, mis piernas temblaban y mis manos me sudaban.

De repente, justo cuando Cero insertó la llave, una voz a lo lejos me hizo entrar en razón

- ¡Dispárale Amigo! ¡nosotros te cubrimos!

Miré de quien se trataba, era mi amigo que estaba con varios policías entrando al teatro.

Ante esto, Cero se quedó pasmado mirando lo que sucedía, yo acababa de entrar en razón y saqué el revolver que aún tenia conmigo; lo apunte hacía Alisa, pero, en ese instante, sentí como si el tiempo transcurriera mucho más despacio mientras la miraba a los ojos.

Ayúdame Detective, sentí estas palabras dentro de mi cabeza, eran con la misma voz de Alisa ¿era un mensaje de ella?

Cambie mi objetivo, Cero, que estaba confundido y distraído por toda la situación, iba a ser el que iba a llevarse un disparo de mi parte.

Se escuchó un fuerte ¡Bang! Que hizo que el tiempo volviera a la normalidad a mi alrededor; la bala impacto justo en la sien de Cero derribándolo, todos los guardias, que no estaban cerca, al ver lo ocurrido sacaron sus armas y trataron de dispararme, pero los otros policías, incluyendo a mi amigo, les disparaban también.

Los otros del culto estaban corriendo nerviosos, algunos impactados por alguna que otra bala perdida. Yo me encontraba semi agachado esperando que ningún disparo me diera.

- ¡Detective! – Gritó Alisa mientras se sostenía de los barrotes – ¡Ayúdeme! ¡sáqueme de aquí!

Me acerqué agachado a la celda mientras algunos disparos pasaban cerca de mí, pero logré llegar y darle la vuelta a la llave y abrirla.

- Por allá – Alisa señalaba al lugar por el que ella llegó – Hay una puerta que guía justo al lugar en el que se encuentran algunas personas que usarían como ganado, además podemos salir por ahí.

Nos íbamos moviendo rápidamente cuando sentí que algo me sostenía de la pierna y evitaba que me moviera, miré y era Cero, que estaba en el suelo mientras le salía sangre del lado derecho de la cabeza, su sangre era de un color mucho más oscuro que la normal, hasta por un momento sentí que era de color negro.

- No tan rápido Detective – Decía Cero con debilidad – Esto aún no termina y no lo dejaré ir con el recipiente.

Alisa se acercó rápidamente a Cero y, con sus garras, le rasguño el lado derecho del rostro sacándole el ojo. Cero dejó salir un grito desgarrador, pero me había soltado.

- Huyamos – decía Alisa.

Yo había alcanzado a entrar a una habitación oscura cuando escuché detrás de mi el grito de Alisa, volteé a mirar y estaba en suelo, parecía que una bala le había impactado, ya que también estaba botando sangre. Me devolví hasta donde estaba ella y la levante para sacarla de ahí, ella pesaba demasiado.

Logramos salir del teatro a través de un pasillo oscuro, en el fondo había unas escaleras iluminadas por unas pocas antorchas. Comenzamos a subir por las escaleras hasta que llegamos a una especia de calabozo lleno de celdas en las que habían unas pocas personas, unas seis podía contar.

Una de estas al vernos llegar se levantó del suelo y comenzó a preguntar por Alisa.

- Recibió un impacto de bala, pero parece que estará bien.

Coloqué a Alisa en una banca cercana, arranqué un pedazo de la toga y comencé a taparle la herida.

- Yo soy enfermero – decía un hombre en una de las celdas – las llaves están en ese escritorio – señaló a un escritorio viejo que se encontraba al final de habitación junto a una puerta – si me sacas podré atenderla con el botiquín que también esta en el escritorio, de paso podrías liberarnos a todos.

Afirmé con la cabeza y me acerqué rápidamente al escritorio, las llaves estaban en el primer cajón que abrí, mientras que el botiquín estaba en un compartimiento en el suelo del escritorio. Me agaché para tomarlo cuando uno de los prisioneros dejó salir un grito de terror, me levanté rápidamente y era Cero, que estaba parado cubierto por su extraña sangre por el camino del que veníamos.

- Detective ¿se da cuenta de lo que acaba de hacer? No lo dejaré ir destruyendo todo lo que nos costo construir al Ojo y a mí cientos de años – Cero comenzó a acercarse a paso lento hacia mí mientras que de sus dedos salían unas garras rojas que se mesclaban con su sangre – Todos estos años buscando a un recipiente apto para traes al portador del Caos, Caos del que construiríamos un nuevo mundo – Cero se detuvo frente a la banca en la que estaba Alisa – y mira ahora, por su culpa el recipiente podría morir y jamás completarse el ritual ¿le parece justo detective?

- ¿Justo? – le respondí mientras sacaba el revolver y le apuntaba – Justo sería que dejara a la gente de este pueblo vivir tranquilos.

- No me haga reír, Detective – decía Cero mientras volvía a acercarse a mi – este pueblo es uno de miles que han resultado desaparecidos del mapa por tratar de completar nuestros rituales, pero nunca ha habido una mujer virgen que soportara el cargar a nuestro traedor del Caos, y ahora esta muriendo sin terminar el ritual.

- No me importa, no daré mi vida por el bien de algo tan desquiciado como su ritual

- Entonces será por la fuerza detective.

Cero se movió tan rápido que no alcance ni a apretar el gatillo cuando ya estaba junto a mí; lo siguiente que sentí fue unas garras que casi me arrancan mi brazo derecho arrojándome hasta el otro lado de la habitación.

- Estos son los poderes de mi Dios detective, usted podía haber sido parte de esto

- ¿Cómo? – pregunté mientras trataba de ponerme de pie - ¿siendo comida para un demonio?

- ¿Demonio? – Cero dejó salir una carcajada tétrica – un Dios detective ¡Un Dios! ¡Este Dios nos…

Apunté mi arma con mi brazo izquierdo y le disparé tres veces, en la frente, en el pecho y en la pierna izquierda. Tuve la suerte de que el primer disparo le dio en la frente, ya que no podía con el retroceso del arma con solamente una mano. Cero estaba derribado una vez más; iba a revisar si esta vez lo había matado, pero me detuve cuando una mujer, en una celda cercana, me pidió desesperadamente que la sacara, me acerqué a ella y le pasé las llaves, ella abrió la celda y corrió a abrir las otras; iba a acercarme a Alisa cuando sentí el algo me sujetaba de mi brazo derecho y me levantaba del suelo.

- Aún no terminamos Detective – Era Cero, pero esta vez su voz era más profunda y gutural.

El dolor era tan punzante que solté el revolver y con mi mano izquierda trataba de abrirle la mano a Cero; este me giraba hasta tenerme de frente, no sé en qué momento se había vuelto tan alto y además cada vez se parecía más y más al demonio que había aparecido la noche anterior.

- ¿Le gusta cómo me veo ahora Detective? Es un regalo, junto a la inmortalidad, que me otorgo mi Dios.

Continuara...