Alisa, o bueno, esa criatura levantó la mirada y pude sentir
como nuestras miradas se encontraron
- Elisa ¿Esta bien? – decía la criatura, o bueno, decía Alisa
con tono débil
- Sí, ella está bien, un amigo la está cuidando y en caso de
que…
- ¿Ese amigo es Howard Walterson? – me interrumpió Alisa
- Sí, es el
- Ese tipo cree que puede hacer lo que quiera solamente
porque tiene dinero, es enfermo y me produce mucho asco – Alisa se levantó y
agarro con sus manos los garrotes que estaban más cerca de mi – me da asco como
todos los hombres, incluso Cero
- ¡Oh! Mi niña grosera – decía Cero con tono de burla –
igual serás la que engendrara al hijo de nuestro Dios, la que le dará vida al
nuevo profeta que entregara este mundo a los justos, solamente necesitas a
alguien fuerte para alimentarte, alguien con la fuerza de el – Cero me señaló
con sus huesudas manos y Alisa respondió a esto lamiéndose sus propios labios,
como si fuera a comerme.
- Sí, lo devoraré ¡Me comeré a todos los enemigos de nuestro
señor y destructor!
Todos comenzaron a aplaudir mientras que Cero sacaba una
llave y se acercaba al cerrojo de la celda; yo estaba nervioso, asustado incluso,
no sabía como reaccionar, como si mi sentido común me hubiera abandonado, mis
piernas temblaban y mis manos me sudaban.
De repente, justo cuando Cero insertó la llave, una voz a lo
lejos me hizo entrar en razón
- ¡Dispárale Amigo! ¡nosotros te cubrimos!
Miré de quien se trataba, era mi amigo que estaba con varios
policías entrando al teatro.
Ante esto, Cero se quedó pasmado mirando lo que sucedía, yo
acababa de entrar en razón y saqué el revolver que aún tenia conmigo; lo apunte
hacía Alisa, pero, en ese instante, sentí como si el tiempo transcurriera mucho
más despacio mientras la miraba a los ojos.
Ayúdame Detective, sentí estas palabras dentro de mi
cabeza, eran con la misma voz de Alisa ¿era un mensaje de ella?
Cambie mi objetivo, Cero, que estaba confundido y distraído
por toda la situación, iba a ser el que iba a llevarse un disparo de mi parte.
Se escuchó un fuerte ¡Bang! Que hizo que el tiempo volviera
a la normalidad a mi alrededor; la bala impacto justo en la sien de Cero derribándolo,
todos los guardias, que no estaban cerca, al ver lo ocurrido sacaron sus armas
y trataron de dispararme, pero los otros policías, incluyendo a mi amigo, les
disparaban también.
Los otros del culto estaban corriendo nerviosos, algunos
impactados por alguna que otra bala perdida. Yo me encontraba semi agachado
esperando que ningún disparo me diera.
- ¡Detective! – Gritó Alisa mientras se sostenía de los
barrotes – ¡Ayúdeme! ¡sáqueme de aquí!
Me acerqué agachado a la celda mientras algunos disparos
pasaban cerca de mí, pero logré llegar y darle la vuelta a la llave y abrirla.
- Por allá – Alisa señalaba al lugar por el que ella llegó –
Hay una puerta que guía justo al lugar en el que se encuentran algunas personas
que usarían como ganado, además podemos salir por ahí.
Nos íbamos moviendo rápidamente cuando sentí que algo me sostenía
de la pierna y evitaba que me moviera, miré y era Cero, que estaba en el suelo
mientras le salía sangre del lado derecho de la cabeza, su sangre era de un
color mucho más oscuro que la normal, hasta por un momento sentí que era de
color negro.
- No tan rápido Detective – Decía Cero con debilidad – Esto aún
no termina y no lo dejaré ir con el recipiente.
Alisa se acercó rápidamente a Cero y, con sus garras, le rasguño
el lado derecho del rostro sacándole el ojo. Cero dejó salir un grito desgarrador,
pero me había soltado.
- Huyamos – decía Alisa.
Yo había alcanzado a entrar a una habitación oscura cuando
escuché detrás de mi el grito de Alisa, volteé a mirar y estaba en suelo,
parecía que una bala le había impactado, ya que también estaba botando sangre.
Me devolví hasta donde estaba ella y la levante para sacarla de ahí, ella
pesaba demasiado.
Logramos salir del teatro a través de un pasillo oscuro, en
el fondo había unas escaleras iluminadas por unas pocas antorchas. Comenzamos a
subir por las escaleras hasta que llegamos a una especia de calabozo lleno de
celdas en las que habían unas pocas personas, unas seis podía contar.
Una de estas al vernos llegar se levantó del suelo y comenzó
a preguntar por Alisa.
- Recibió un impacto de bala, pero parece que estará bien.
Coloqué a Alisa en una banca cercana, arranqué un pedazo de
la toga y comencé a taparle la herida.
- Yo soy enfermero – decía un hombre en una de las celdas –
las llaves están en ese escritorio – señaló a un escritorio viejo que se
encontraba al final de habitación junto a una puerta – si me sacas podré
atenderla con el botiquín que también esta en el escritorio, de paso podrías liberarnos
a todos.
Afirmé con la cabeza y me acerqué rápidamente al escritorio,
las llaves estaban en el primer cajón que abrí, mientras que el botiquín estaba
en un compartimiento en el suelo del escritorio. Me agaché para tomarlo cuando uno
de los prisioneros dejó salir un grito de terror, me levanté rápidamente y era
Cero, que estaba parado cubierto por su extraña sangre por el camino del que veníamos.
- Detective ¿se da cuenta de lo que acaba de hacer? No lo
dejaré ir destruyendo todo lo que nos costo construir al Ojo y a mí cientos de
años – Cero comenzó a acercarse a paso lento hacia mí mientras que de sus dedos
salían unas garras rojas que se mesclaban con su sangre – Todos estos años
buscando a un recipiente apto para traes al portador del Caos, Caos del que construiríamos
un nuevo mundo – Cero se detuvo frente a la banca en la que estaba Alisa – y mira
ahora, por su culpa el recipiente podría morir y jamás completarse el ritual
¿le parece justo detective?
- ¿Justo? – le respondí mientras sacaba el revolver y le
apuntaba – Justo sería que dejara a la gente de este pueblo vivir tranquilos.
- No me haga reír, Detective – decía Cero mientras volvía a
acercarse a mi – este pueblo es uno de miles que han resultado desaparecidos
del mapa por tratar de completar nuestros rituales, pero nunca ha habido una mujer
virgen que soportara el cargar a nuestro traedor del Caos, y ahora esta
muriendo sin terminar el ritual.
- No me importa, no daré mi vida por el bien de algo tan
desquiciado como su ritual
- Entonces será por la fuerza detective.
Cero se movió tan rápido que no alcance ni a apretar el
gatillo cuando ya estaba junto a mí; lo siguiente que sentí fue unas garras que
casi me arrancan mi brazo derecho arrojándome hasta el otro lado de la habitación.
- Estos son los poderes de mi Dios detective, usted podía haber
sido parte de esto
- ¿Cómo? – pregunté mientras trataba de ponerme de pie -
¿siendo comida para un demonio?
- ¿Demonio? – Cero dejó salir una carcajada tétrica – un Dios
detective ¡Un Dios! ¡Este Dios nos…
Apunté mi arma con mi brazo izquierdo y le disparé tres
veces, en la frente, en el pecho y en la pierna izquierda. Tuve la suerte de
que el primer disparo le dio en la frente, ya que no podía con el retroceso del
arma con solamente una mano. Cero estaba derribado una vez más; iba a revisar
si esta vez lo había matado, pero me detuve cuando una mujer, en una celda
cercana, me pidió desesperadamente que la sacara, me acerqué a ella y le pasé
las llaves, ella abrió la celda y corrió a abrir las otras; iba a acercarme a
Alisa cuando sentí el algo me sujetaba de mi brazo derecho y me levantaba del
suelo.
- Aún no terminamos Detective – Era Cero, pero esta vez su
voz era más profunda y gutural.
El dolor era tan punzante que solté el revolver y con mi
mano izquierda trataba de abrirle la mano a Cero; este me giraba hasta tenerme
de frente, no sé en qué momento se había vuelto tan alto y además cada vez se
parecía más y más al demonio que había aparecido la noche anterior.
- ¿Le gusta cómo me veo ahora Detective? Es un regalo, junto
a la inmortalidad, que me otorgo mi Dios.
Continuara...