domingo, 17 de enero de 2021

Los Desaparecidos (Parte 8)

 


Sentí que mis piernas se movían solas acercándome a la tarima, quería ver de cerca a Elisa, quería saber si estaba bien… No, algo no estaba bien.

Mientras avanzaba todos a mi alrededor se abrían paso para que yo pudiera llegar a la tarima, me sentía como hipnotizado acercándome hacia Elisa. Ya había notado que algo no estaba bien, pero mi cuerpo no reaccionaba.

Al llegar frente a la tarima, el tipo de la voz conocida se me acercó y me dijo al oído:

- Lo noté desde que mató a los hermanos enviados por el Ojo – Unos tipos se acercaron y empezaron a quitarme las pistolas y a quitarme la ropa – no sé como hizo para escapar, pero esta vez no lo tendrá tan sencillo.

Me encontraba desnudo y me después me amarraron y vendaron y sentí como me subían a la plataforma junto con Elisa.

La voz familiar siguió hablando:

- Este hombre es el citadino, el detective que vino a arruinar nuestra paz y prosperidad de nuestro pueblo, y ahora, también será parte del rito para nuestro protector El Ojo.

Se escucharon ovaciones tras estas palabras, y por alguna razón esto me despertó del trance, pero no podía liberarme, esta vez me tenían. En eso escuché un llanto, sentía a Elisa, estábamos atados juntos.

- Creo que jamás podrás ayudarme – decía Elisa con la voz en llanto.

- Lo siento Elisa, no quería que te involucraras en esto.

- No – pude sentir como Elisa trataba de tomar mi mano – El que me hicieras pensar que se terminaría este culto y que había un poco de esperanza de encontrar a mi hermana me hizo sentir feliz, así fuera por un corto tiempo

- ¿Eras parte del culto?

- No – Seguíamos escuchando las ovaciones – Solamente había escuchado rumores al respecto y que estaban relacionados con las desapariciones en el pueblo, pero mi hermana sabía más de este culto, un día salió a verse con alguien, un viejo amigo de cuando estudiamos juntas, pero yo no quería verme con él, así que mi hermana fue sola; pero después de ese día ella empezó a actuar de forma extraña, salía todas las noches, y siempre me decía que a las 3:33am no saliera por nada del mundo de mi cuarto.

Se escuchó una ovación más fuerte, como si alguien importante hubiera aparecido… o algo.

- ¿Crees que ella fue sacrificada por el Ojo?

- No lo sé – respondió Elisa.

Nuestra conversación fue interrumpida por una fuerte ventisca, se sentía que nos podría empujar muy lejos de no ser por lo bien que estábamos atados.

De repente se escuchó una voz gruesa, macabra y gutural.

- Otra vez me invocas número 1 – decía esta voz.

- Sí mi señor – respondía la voz familiar de hace rato

- ¿Osas invocarme de forma seguida? Primero por una joven sin importancia, después por un policía que te ocasiona problemas, y ahora por estos dos.

- Señor, es que pensé…

- ¡NO! – se sintió un estruendo por toda la tarima y comencé a escuchar pasos, pero no eran los pasos de una persona, eran los pasos de esos monstruos que me atacaron la otra vez.

- Perdón por interr…

- Y sigues hablando sin que sea pedida tu explicación – Se escucho un silencio macabro por unos segundos – Ahora bien, se supone que solamente debo ser invocado durante la luna nueva, porque mis poderes están al máximo.

- Lo sé señor, pero…

- Además – interrumpía la voz tétrica – estas invocaciones constantes hacen que mis poderes disminuyan ¿o es que me quieres eliminar? Numero 1

- Claro que no señor, pero creí que a mayor cantidad de sacrificios usted, mi señor, estaría más feliz.

- ¿Parezco feliz número 1?

Después de eso comencé a escuchar gritos entre mordiscos, huesos rompiéndose y sangre salpicando; seguía sin ver nada y tampoco podía liberarme, sentía que sería mi final. Tras unos minutos sentí como mis ataduras se aflojaban y lo primero que hice al sentir mis manos libres que quitarme la venda. Noté que el cielo estaba de color rojo y la gente estaba en un lago de sangre siendo devorados por los monstruos; quería ver de dónde venía esa voz tétrica de hace un rato pero mis ojos se quedaron viendo a Elisa, la cual me abrazaba de una forma increíble, y yo le respondí el abrazo de vuelta.

- Muy lindo, pero tenemos que irnos o no podremos contarlo.

Eso lo dijo un tipo encapuchado que estaba cerca de nosotros y sosteniendo una soga, era el que nos había liberado a Elisa y a mí.

- Por aquí, rápido, no volteen a mirar, no hay tiempo de nada y el Ojo siente las miradas.

Nos llevó por un pasadizo oculto detrás de la tarima, nos pidió que siempre miráramos el suelo que levantaríamos la vista a su debido tiempo, pero que en este momento representaba un peligro hacerlo. No entendía porque nos pidió esto, pero nos había salvado, y lo mínimo que podía hacer era hacerle caso, después de todo lo que pasó esta noche, los monstruos, el que no pudiera controlar mi cuerpo y el de algún súper ente que fue invocado; no quería que ninguna otra cosa extraña nos ocurriera.

continuara...