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lunes, 26 de abril de 2021

Los Desaparecidos (Parte Final)

 

Primero que nada quiero agradecerles
por seguir estas historias 
e incluso leer todas las partes
Tengo que admitir que es la primera vez que
hago algo así
Es decir, de escribir varias partes de
una sola historia
Espero que les haya gustado tanto
como a mi me gusto escribirla
Esto no significa el final del Blog
Mas cosas vendrán, entre historias de terror
Curiosidades, historias de Tagterra y 
mucho más.
Sin más preámbulos con ustedes la parte final de
Los Desaparecidos




Un dolor punzante en mi brazo derecho me despertaba, estaba totalmente aturdido, pero al ir recuperando la conciencia notaba más y más la habitación del hospital.

Me dolía la cabeza y también mi brazo derecho, no, más bien todo mi cuerpo, pero esos dolores desaparecieron cuando noté que Elisa estaba en una butaca dormida junto a mí.

- Estuvo todos estos días con usted detective

Miré de donde venia esa voz, era una chica joven, demasiado parecida a la niña del cuadro que había visto en la mansión de Howard.

- Tu… – decía con dificultad - ¿Tu eres la hija de Howard?

- Así es, me encontró detective, claro que no esperaba ser encontrada

- ¿qué quiere decir?

Ella sacaba un cheque de un bolso que tenía y lo dejaba en la mesita a mi lado.

- Es el triple de lo que mi padre le iba a pagar, incluso creo que recibirá la paga por parte de él.

Iba a salir del cuarto cuando volví a preguntar.

- ¿Qué quiere decir señorita Walterson? – ella se detuvo en la entrada y dejó salir un suspiro.

- Creo que usted, después de todo lo que paso, se merece una explicación detective – cerró la puerta tras ella y volvió junto a mi camilla – Mi padre es alguien muy ambicioso, o más bien avaricioso, él había estado en ese culto desde que nació, mi abuelo…

- Sí – interrumpía a la chica – la historia me la conto su padre

- Bueno, eso me facilita las cosas. Cuando él se enteró de las intenciones del culto, la de encontrar a una mujer virgen y digna para poder engendrar al hijo de ese monstruo, él pensó en ofrecerme a mí, a su propia hija, con la intención de que el mundo fuera reiniciado como él quería, convirtiéndose de cierta forma en un Dios, que enfermo, claro que yo no compartía ni de cerca esta visión, ni de mi padre y mucho menos del culto, así que planeé una forma de salirme con la mía, cosa que era demasiado complicado, ya que mi padre me mantenía vigilada todo el tiempo de ser posible. Pero una vez, hace más de un mes, pude tomar un descuido, o más bien, poner en marcha mi plan, primero habrían problemas con el vehículo que me transportaba de la mansión al colegio y viceversa, le dije al conductor, o más bien a mi vigilante, que no habría problema, que yo llegaría al colegio a pie, cerca me esperaría un amigo

- ¿Un amigo del colegio?

- Sí, también es mi amante, el me recogería haciendo que llegáramos mucho más pronto al colegio

- ¿Creí que escaparía con él?

- En un principio lo pensé, pero eso habría sido muy obvio, así que lo que hice fue ir con él al colegio y saltarnos la primera hora de clases en el baño mientras teníamos relaciones

- O sea que dejarías de ser virgen

- Sí; como era nueva en eso creí que nos tomaría mucho tiempo, pero el chico también era virgen y terminó más pronto de lo que creí, tengo que admitir que no lo disfruté, pero de todas formas mi intención era perder mi virginidad; entramos a clase y unos minutos después llego mi vigilante, sin notar diferencia alguna.

- Pero ¿No preguntó si habían llegado tarde a clase?

- Como ya le dije Detective, no necesitamos mucho tiempo. El punto es que cuando me llevó al ritual para saber quién sería la portadora del  bebé los lideres se enojaron con mi padre por llevarles una mujer que no era virgen, mi padre no sabía cómo excusarse, y mucho menos como había pasado, en qué momento su preciada hija perdió la virginidad cuando él la vigilaba 24/7.
Después de eso él se sintió ofendido, derrotado, humillado incluso, jamás pensó que había sido idea mía, si no una conspiración del Ojo en su contra, entonces, cuando encontraron un “contenedor” por así decirlo, mi padre explotó en más ira contra el Ojo, pero yo ya estaba cansada de su actitud, así que usé unos ahorros para huir sola.

- Pero ¿Cómo es que ahora tiene todo este dinero?

- ¿Le contó mi padre de mi bisabuelo? ¿Un hombre rico al que le robaron toda su fortuna? Bueno, pude localizar a la que era su esposa, la anciana tenía muchas ideas interesantes e incluso una fortuna de la cual no sé cómo se hizo, el punto es que le ofrecí ser socias a cambio de información de mi padre, el hombre que volvió loco a su “amor” y provocó que se suicidara – La chica Walterson dejó salir una risita picara – Claro que ella solamente estaba por el dinero, pero era una mujer de negocios y muy rencorosa, pero no me importa, el punto es que así yo pude hacer mi propia fortuna y ahora seré yo la que desaparecerá para siempre de mi padre

- O sea que simplemente…

- Simplemente le hicieron perder su tiempo – miró a Elisa que estaba dormida – O bueno, casi todo su tiempo para encontrar a alguien que no quería ser encontrado

- Pero usted como supo…

- ¿Del caso? Lleva una semana en coma detective, lo sucedido en el pueblo fue noticia, se podría decir que ahora usted es una especie de héroe y los miembros del Ojo que quedan en el país son parias que están siendo buscados por la justicia, entre esos mi padre, así que quería enterarme del culpable de todo esto, y ahora detective, yo le pido que no le diga nada a mi padre, que me olvide, incluso dígale que ya había sido sacrificada o que me suicide mientras me tenían cautiva, no lo sé, pero el punto es que acepte este dinero como pago por mantener en secreto todo lo que le acabo de contar de todos, en especial de mi padre.

La chica se colocó unas gafas oscuras y salió de la habitación cerrando la puerta tras ella.

 

Unos días después, Howard apareció para preguntarme por el caso, yo le dije que la hija que buscaba había muerto durante el incendio, Howard se puso a llorar por su hija, pero el no tendría tiempo para tratar de reconocer su cuerpo o incluso de celebrarle un entierro digno, ya que como me había dicho la chica, él y otros sobrevivientes del Ojo estaban siendo buscados, y pese a que los que vivieron eran gente influyente y con dinero, eso le tomaría mucho de su tiempo.

Yo había recibido mi paga, un dinero suficiente para comprar un apartamento y retirarme del trabajo, cosa que le pareció increíble a Elisa, quien se fue a vivir conmigo, ya que después de todo lo que vivimos en ese maldito pueblo, la ciudad era un lugar hermoso a nuestros ojos.

 

Fin

domingo, 18 de abril de 2021

Los Desaparecidos (Parte 19)


 

No sabía lo que estaba sucediendo, el dolor era insoportable y estaba frente a un monstruo, mientras la gente que estaba en las celdas gritaba desesperada.

- Te daré de comer a nuestro dios en pedazos Detective.

Me estaba desmayando el dolor, pero no podía dejarme caer, la pistola estaba en el suelo y ya no había nada más que pudiera hacer ¿Por qué seguía luchando?

Cero dejó de apretar mi brazo al ver que un humo negro salía del teatro, se estaba quemando. Me dejó caer y lo primero que hice fue sujetar mi adolorido brazo, estaba sangrando, pero no lo suficiente como para quedar inconsciente.

Trate de volver en sí para tomar el revolver y dispararle a ese monstruo que tenía la forma de Cero; pero al acercarse a la banca en la que estaba Alisa, esta saltó derribando a Cero y estando encima de él comenzó a arrancarle pedazos de carne del pecho con sus garras. Cero solamente dejaba salir gruñidos, pero no se defendía.

Alisa seguía salpicando todo el lugar con la sangre y los pedazos de Cero hasta que le arrancó algo del pecho, una parte del cuerpo de Cero que brillaba y palpitaba.

Cero volteo a mirarme y con voz débil me dijo:

- Creo que el ritual se completara conmigo y no con usted detective

Seguido a esto Alisa le arrancó el corazón a Cero del cuerpo dejando este salir un gruñido de dolor que se apagó en el momento en el que no habían arterias que conectaran el corazón con el cuerpo de Cero. Alisa se levantó de encima del cuerpo de Cero con dificultad y se quedó mirando como en un trance el brillante y ensangrentado corazón que tenía en sus manos

- Alisa – le decía con debilidad mientras trataba de ponerme de pie – no sé en qué consistía ese ritual, pero algo me dice que lo que estés pensando, no lo hagas

- Detective – decía alisa mientras miraba el corazón y la otra mano se la pasaba por su vientre, como si estuviera acariciando a un bebé – alguna vez… es decir ¿alguna vez a sentido que algo importante esta creciendo dentro de usted? ¿algo que tendrá vida y lo llamará mamá?

- Alisa, esto es lo que ellos querían, no sé si realmente destruirás la vida y volverá a iniciar el mundo desde cero, pero no vale la pena

- Usted no sabe lo que se siente que algo este creciendo, que una vida este creciendo dentro de usted

- Alisa – tosí un poco ya que el lugar se empezaba a llenar de humo negro – escúchame, solamente destruye eso y sigamos adelante

- ¿Seguir adelante? ¿usted ha visto como soy ahora? – Alisa me volteaba a mirar con lagrimas en los ojos – no podré tener una vida normal de nuevo, soy un monstruo creado por rituales y con el fin de traer paz al mundo

- ¿Paz? Mataras a millones

- Esos millones no lo valen, no apreciaron este mundo y yo, yo con mi hijo podemos cambiar eso.

No sé que estaba pasando, la mujer que me había pedido ayuda ahora estaba por completar un ritual que acabaría con la humanidad, tal vez con toda la vida.

Estaba de pie, adolorido y con los ojos llorosos por el humo, pero aún tenia el revolver y dos balas para terminar con esto. Mientras Alisa abría la boca para engullir el corazón de Cero, yo levanté el revolver y apuntando lo mejor que pude disparé dos veces, el primer disparo pasó rosando a Alisa y el segundó dio en el corazón de Cero que Alisa tenia en la mano, provocando que este dejara de brillar y se convirtiera en cenizas que se resbalaban de los dedos de Alisa

- ¡QUÉ HA HECHO!

Alisa volteaba a mirarme llena de ira; yo me desplomaba en el suelo abandonándome las fuerzas que me quedaban.

Alisa estaba por atacarme cuando noté que detrás de ella el humo negro estaba yendo hacia el lugar del que venía, como si algo lo estuviera chupando desde abajo en el teatro, entonces recordé que ese era un fenómeno que ocurría cuando el fuego buscaba expandirse más.

- ¡Cero esta vivo! – grité provocando que Alisa se quedara detallando el cuerpo de Cero.

Me tiré en el suelo y una explosión que alcanzó a Alisa salía de las escaleras quemando algunos lugares del calabozo; estas llamas también alcanzaron a Alisa prendiéndola en fuego de forma casi instantánea. La mujer a la que le entregué las llaves se acercó a mí, junto a los otros que ella ayudo a liberar, y me ayudaron a levantarme.

- Tenemos que salir de aquí detective – decía el enfermero mientras salíamos del lugar.

Abrieron la puerta que estaba junto al escritorio, era mi amigo que hacía señas para que saliéramos todos de allí. Mientras salíamos se escuchaban los gritos desesperados de Alisa que estaba siendo consumida por las llamas.

 

Al salir habían varias patrullas de policía, dos camiones de bomberos y varias ambulancias; además de varios chismosos que no podía explicarme de donde salieron. De entre la multitud salía Howard junto a Elisa, ellos dos se acercaron a mí, que estaba siendo socorrido por mi amigo y el enfermero para indicarles una ambulancia cercana a la cual llevarme.

- Eres un hueso duro de roer amigo – me decía mi excompañero

En ese momento unos paramédicos me ingresaban a una camilla y yo no soportaba más y me desmayaba.

Continuara...

domingo, 11 de abril de 2021

Los Desaparecidos (Parte 18)

 


Alisa, o bueno, esa criatura levantó la mirada y pude sentir como nuestras miradas se encontraron

- Elisa ¿Esta bien? – decía la criatura, o bueno, decía Alisa con tono débil

- Sí, ella está bien, un amigo la está cuidando y en caso de que…

- ¿Ese amigo es Howard Walterson? – me interrumpió Alisa

- Sí, es el

- Ese tipo cree que puede hacer lo que quiera solamente porque tiene dinero, es enfermo y me produce mucho asco – Alisa se levantó y agarro con sus manos los garrotes que estaban más cerca de mi – me da asco como todos los hombres, incluso Cero

- ¡Oh! Mi niña grosera – decía Cero con tono de burla – igual serás la que engendrara al hijo de nuestro Dios, la que le dará vida al nuevo profeta que entregara este mundo a los justos, solamente necesitas a alguien fuerte para alimentarte, alguien con la fuerza de el – Cero me señaló con sus huesudas manos y Alisa respondió a esto lamiéndose sus propios labios, como si fuera a comerme.

- Sí, lo devoraré ¡Me comeré a todos los enemigos de nuestro señor y destructor!

Todos comenzaron a aplaudir mientras que Cero sacaba una llave y se acercaba al cerrojo de la celda; yo estaba nervioso, asustado incluso, no sabía como reaccionar, como si mi sentido común me hubiera abandonado, mis piernas temblaban y mis manos me sudaban.

De repente, justo cuando Cero insertó la llave, una voz a lo lejos me hizo entrar en razón

- ¡Dispárale Amigo! ¡nosotros te cubrimos!

Miré de quien se trataba, era mi amigo que estaba con varios policías entrando al teatro.

Ante esto, Cero se quedó pasmado mirando lo que sucedía, yo acababa de entrar en razón y saqué el revolver que aún tenia conmigo; lo apunte hacía Alisa, pero, en ese instante, sentí como si el tiempo transcurriera mucho más despacio mientras la miraba a los ojos.

Ayúdame Detective, sentí estas palabras dentro de mi cabeza, eran con la misma voz de Alisa ¿era un mensaje de ella?

Cambie mi objetivo, Cero, que estaba confundido y distraído por toda la situación, iba a ser el que iba a llevarse un disparo de mi parte.

Se escuchó un fuerte ¡Bang! Que hizo que el tiempo volviera a la normalidad a mi alrededor; la bala impacto justo en la sien de Cero derribándolo, todos los guardias, que no estaban cerca, al ver lo ocurrido sacaron sus armas y trataron de dispararme, pero los otros policías, incluyendo a mi amigo, les disparaban también.

Los otros del culto estaban corriendo nerviosos, algunos impactados por alguna que otra bala perdida. Yo me encontraba semi agachado esperando que ningún disparo me diera.

- ¡Detective! – Gritó Alisa mientras se sostenía de los barrotes – ¡Ayúdeme! ¡sáqueme de aquí!

Me acerqué agachado a la celda mientras algunos disparos pasaban cerca de mí, pero logré llegar y darle la vuelta a la llave y abrirla.

- Por allá – Alisa señalaba al lugar por el que ella llegó – Hay una puerta que guía justo al lugar en el que se encuentran algunas personas que usarían como ganado, además podemos salir por ahí.

Nos íbamos moviendo rápidamente cuando sentí que algo me sostenía de la pierna y evitaba que me moviera, miré y era Cero, que estaba en el suelo mientras le salía sangre del lado derecho de la cabeza, su sangre era de un color mucho más oscuro que la normal, hasta por un momento sentí que era de color negro.

- No tan rápido Detective – Decía Cero con debilidad – Esto aún no termina y no lo dejaré ir con el recipiente.

Alisa se acercó rápidamente a Cero y, con sus garras, le rasguño el lado derecho del rostro sacándole el ojo. Cero dejó salir un grito desgarrador, pero me había soltado.

- Huyamos – decía Alisa.

Yo había alcanzado a entrar a una habitación oscura cuando escuché detrás de mi el grito de Alisa, volteé a mirar y estaba en suelo, parecía que una bala le había impactado, ya que también estaba botando sangre. Me devolví hasta donde estaba ella y la levante para sacarla de ahí, ella pesaba demasiado.

Logramos salir del teatro a través de un pasillo oscuro, en el fondo había unas escaleras iluminadas por unas pocas antorchas. Comenzamos a subir por las escaleras hasta que llegamos a una especia de calabozo lleno de celdas en las que habían unas pocas personas, unas seis podía contar.

Una de estas al vernos llegar se levantó del suelo y comenzó a preguntar por Alisa.

- Recibió un impacto de bala, pero parece que estará bien.

Coloqué a Alisa en una banca cercana, arranqué un pedazo de la toga y comencé a taparle la herida.

- Yo soy enfermero – decía un hombre en una de las celdas – las llaves están en ese escritorio – señaló a un escritorio viejo que se encontraba al final de habitación junto a una puerta – si me sacas podré atenderla con el botiquín que también esta en el escritorio, de paso podrías liberarnos a todos.

Afirmé con la cabeza y me acerqué rápidamente al escritorio, las llaves estaban en el primer cajón que abrí, mientras que el botiquín estaba en un compartimiento en el suelo del escritorio. Me agaché para tomarlo cuando uno de los prisioneros dejó salir un grito de terror, me levanté rápidamente y era Cero, que estaba parado cubierto por su extraña sangre por el camino del que veníamos.

- Detective ¿se da cuenta de lo que acaba de hacer? No lo dejaré ir destruyendo todo lo que nos costo construir al Ojo y a mí cientos de años – Cero comenzó a acercarse a paso lento hacia mí mientras que de sus dedos salían unas garras rojas que se mesclaban con su sangre – Todos estos años buscando a un recipiente apto para traes al portador del Caos, Caos del que construiríamos un nuevo mundo – Cero se detuvo frente a la banca en la que estaba Alisa – y mira ahora, por su culpa el recipiente podría morir y jamás completarse el ritual ¿le parece justo detective?

- ¿Justo? – le respondí mientras sacaba el revolver y le apuntaba – Justo sería que dejara a la gente de este pueblo vivir tranquilos.

- No me haga reír, Detective – decía Cero mientras volvía a acercarse a mi – este pueblo es uno de miles que han resultado desaparecidos del mapa por tratar de completar nuestros rituales, pero nunca ha habido una mujer virgen que soportara el cargar a nuestro traedor del Caos, y ahora esta muriendo sin terminar el ritual.

- No me importa, no daré mi vida por el bien de algo tan desquiciado como su ritual

- Entonces será por la fuerza detective.

Cero se movió tan rápido que no alcance ni a apretar el gatillo cuando ya estaba junto a mí; lo siguiente que sentí fue unas garras que casi me arrancan mi brazo derecho arrojándome hasta el otro lado de la habitación.

- Estos son los poderes de mi Dios detective, usted podía haber sido parte de esto

- ¿Cómo? – pregunté mientras trataba de ponerme de pie - ¿siendo comida para un demonio?

- ¿Demonio? – Cero dejó salir una carcajada tétrica – un Dios detective ¡Un Dios! ¡Este Dios nos…

Apunté mi arma con mi brazo izquierdo y le disparé tres veces, en la frente, en el pecho y en la pierna izquierda. Tuve la suerte de que el primer disparo le dio en la frente, ya que no podía con el retroceso del arma con solamente una mano. Cero estaba derribado una vez más; iba a revisar si esta vez lo había matado, pero me detuve cuando una mujer, en una celda cercana, me pidió desesperadamente que la sacara, me acerqué a ella y le pasé las llaves, ella abrió la celda y corrió a abrir las otras; iba a acercarme a Alisa cuando sentí el algo me sujetaba de mi brazo derecho y me levantaba del suelo.

- Aún no terminamos Detective – Era Cero, pero esta vez su voz era más profunda y gutural.

El dolor era tan punzante que solté el revolver y con mi mano izquierda trataba de abrirle la mano a Cero; este me giraba hasta tenerme de frente, no sé en qué momento se había vuelto tan alto y además cada vez se parecía más y más al demonio que había aparecido la noche anterior.

- ¿Le gusta cómo me veo ahora Detective? Es un regalo, junto a la inmortalidad, que me otorgo mi Dios.

Continuara...

domingo, 4 de abril de 2021

Los Desaparecidos (Parte 17)

Otra vez vengo a disculparme porque
La semana pasada no publiqué la parte 17
Igual se las traigo ahora
Lo sé, no es una disculpa apropiada
Pero les prometo que todo fue por el bien del Blog
Ya que últimamente he estado escribiendo varias cosas
Que planeo lleguen al Blog en un futuro
Y ya sin más preámbulo la parte 17



Me encontraba en shock, todos estaban mirando en la dirección en la que estaba mirando Cero, y quien estaba ahí era nada más y nada menos que yo. Sentía que tenía que hacer algo, algo para que no terminara rodeado por un montón de personas, personas que buscarían acabar con mi vida; pero el tiempo pasaba y no ocurría nada, solamente estaban mirándome todos.

- No tenemos toda la noche detective – decía Cero con un tono de satisfacción – acérquese por favor, estoy seguro que siempre había querido conocerme.

La verdad sí, quería conocerlo, pero no en estas circunstancias, rodeado por un montón de locos que podrían tratar de hacerme daño, pero no tenia más opción, en el peor de los casos podría acabarlo de un disparo en la frente y puede que toda esta locura termine.

Salí de mi butaca y comencé a acercarme a la tarima, todos en ese lugar me seguían con la mirada, como si fuera una sorpresa el verme allí, algunos susurraban cosas y otros sonreían victoriosos.

Subí y estaba tan cerca de Cero que podría agarrarlo del cuello, pero no podía hacer eso, era muy extraño que no había nadie protegiéndolo, alguien que estuviera entre el y yo, no, solamente el frente a mí; miré a los alrededores buscando más personas, pero nada, no había nadie.

- No hay nadie más detective, solamente usted y yo, claro que si espera matarme le diré que no podrá conmigo – Cero dejó ver una macabra sonrisa – créame que después de hoy también me encargaré de su “amiguito” que lo trajo a este pueblo para… para… no sé para qué ¿podría instruirme detective?

Lo miraba con rabia, este tipo se sentía que había ganado, incluso creo que sabía que Howard me había ayudado antes… no, no puede ser, pueden ser sus juegos mentales para que suelte toda la información al respecto, debe ser un truco como el que uso número 1.

- No caeré en sus trucos baratos – le dije frunciendo el ceño.

- Obvio, como iba a esperar que delataras a Howard Walterson ¿verdad detective? De igual manera usted debe de estar aquí por Alisa ¿verdad? La hermana de Elisa ¿Qué tanto sabe sobre Elisa?

Este tipo sabía todo, además entre más pasaba el tiempo más nervioso me ponía, tenia cada vez más ganas de sacar mi pistola, dispararle e irme.

- No sé mucho sobre Elisa, pero…

- ¡No sabe mucho! – dijo Cero interrumpiéndome y mirando hacia los otros miembros del culto, incluso dio una vuelta como si se mofara de mi – Esa chica lo debe de haber enamorado detective, y la verdad no me extraña, joven, hermosa, vulnerable esperando a que su caballero en armadura brillante la rescate de sus enemigos imaginarios ¿verdad detective?

Me tenía sin palabras, como si esto fuera un juego para el

- La verdad detective, es que ella jamás se preocupo por su hermana, por eso fue fácil que entrara a nuestras filas, ella era miembro de nuestra secta, como usted la llama – me dio la espalda y comenzó a alejarse de mi a paso lento – pero ella jamás le dijo que estaba dispuesta a ofrecer a los que se hospedaran en su hotel como tributo a nuestro Dios con tal de que no lastimáramos a su hermana ¿o sí? Le dijo acaso que usted iba a ser una de las víctimas, pero logró salvarse de el enviado de nuestro dios para traerlo a la granja ¿o sí? – volteo a mirarme con una mirada irónica mientras que de la oscuridad llegaban dos tipos empujando una caja extremadamente grande cubierta por una cortina – Ahora detective, le presento a la razón por la que usted será nuestro próximo tributo.

Los dos tipos se apartaron dejando de nuevo a Cero y a mi en la tarima, también habían dejado la caja que venían empujando.

Cero tomó la cortina y de un solo jalón la retiró, dejando ver lo que había; se trataba de una extraña criatura con forma de mujer, tenia alas negras de murciélago que le salían de la espalda, sus patas imitaban a las patas traseras de un lobo, sus manos parecían normales, pero con uñas largas que incluso parecían filosas, su piel blanca y cabello largo y negro completaban lo que alcanzaba a ver de esta cosa.

Al hacer esto todos en el lugar comenzaron a aplaudir, la criatura estaba en posición fetal y no se movía pese al alboroto.

- Alisa – decía Cero mientras metía una mano entre las rejas para apartar el cabello de la criatura – puedes por favor levantar la vista, este hombre vino en nombre de tu hermana a salvarte.

La criatura levantó la vista y fue cuando quede sorprendido, pese a los ojos oscuros con iris de color negro podía notar el parentesco con Elisa. Eso, sea lo que sea, es Alisa.

 Continuara...

domingo, 21 de marzo de 2021

Los Desaparecidos (Parte 16)


 

Al ocaso noté que llegaban tres camionetas, de la primera camioneta y de la tercera se bajaron ocho tipos con trajes negros, cuatro de cada camioneta; de la segunda se bajaron dos tipos más y uno de ellos fue a abrir la puerta; de esta se bajó un anciano con apariencia tétrica, parecía débil, pero daba pasos firmes como si su apariencia fuera una mentira y realmente fuera un joven con disfraz.

Me quedé mirando por un rato hasta que noté que el anciano encajaba en la descripción que me había dado Howard ¿será ese Cero? En caso de que lo fuera entonces no tenía tiempo que perder, teniendo en cuenta que Numero Uno estaba muerto y que yo era culpable, ese anciano, tendría que escoger a un nuevo número uno para evitar que su culto enfermizo se destruyera.

Mire la cantidad de munición en mi arma, coloqué el celular en silencio y baje de forma precavida para no ser visto.

Iba de árbol en árbol para acercarme de manera sigilosa, ninguno de los tipos que llegaron se quedaron afuera, incluso los que estaban habían entrado también; ya esperaba encontrarme con un lugar repleto de fanáticos como la noche pasada.

Al acercarme más noté que había un estante con varias túnicas, eran demasiadas, lo que pensé es que vendría más gente ¿podría ponerme una de estas y entrar como si nada pasara?

No tuve tiempo de pensar, ya que escuché otros vehículos acercarse, tenía que actuar ahora o nunca. Tomé una de las túnicas y de inmediato vi que tenían un numero en la parte interna “Los números con los que se nombran”, pensé, o sea que ya estaban asignados, pero por suerte en mis manos tenía una con el número 36, el tipo que mate la otra vez.

Me la puse y de inmediato llegaron tres carros y dos camionetas, de las cuales se bajaron varias personas, no tuve tiempo de identificarlas ya que no quería que vieran mi rostro y me reconocieran de la noche pasada.

- ¡Mira! Te dije que veníamos tarde, ya hay uno de nosotros aquí – dijo uno de los tipos con tono molesto

- Tú y tú horrible costumbre de querer llegar primero Héctor – respondía la otra voz, un poco más anciana que la voz anterior

- ¡Te pasas número diez! Sabes que acá y cuando estamos reunidos soy número 37

- Ya, ya – soltó una risa burlona la otra voz – igual no estamos adentro y no tenemos nuestras túnicas aún.

Me distrajo la voz de alguien que además tocó mi hombro

- ¿Puedes darme permiso compañero? – dijo esta voz, a la cual casi volteo a mirar, habría sido estúpido con lo cerca que estaba de mí y dejaría mi rostro a la vista, pero reaccione a tiempo

- Lo siento compañero – le respondí imitando una voz seria y gruesa.

Iba a decirme algo más, pero lo ignoré y entré a toda prisa.

El lugar estaba suficientemente oscuro para que, usando la túnica, los demás no pudieran reconocerme; pasé por un pasillo largo iluminado por antorchas hasta que sentí que iba bajando. Así por unos minutos hasta llegar a un lugar gigante lleno de personas, parecía un teatro en forma circular, a los lados podían verse algunos tipos, también con las túnicas, que parecían hacer de guardias, algunos decían que los nuevos buscar su respectiva butaca con su número, un poco de suerte para variar, ya sabía que tenía que buscar el numero 36… pero no sé qué estaba pensando ¿iba a quedarme con estos tipos a ver que hacían? Debo de estar loco, igual si no seguía el juego podría levantar sospechas.

Busqué la butaca 36, al buscarla pasé por la número 27, esta estaba vacía aún ¿habrá un nuevo número 27?

Al llegar había alguien sentado en la numero 38, justo al lado mío, y seguido a esta el pasillo que daba a la salida, estaría rodeado si llegase a pasar algo grave.

Mire a mi alrededor, ya se estaban ocupando casi todas las butacas, pero había muchos vacíos.

- Después de lo que pasó anoche la congregación ha disminuido – dijo el tipo sentado a mi lado, no podía verle bien el rostro, así que asimilé que el tampoco podía ver el mío – Maldito citadino, si lo tuviera aquí lo torturaría hasta que me ruegue que lo mate.

Este tipo estaba loco, además me dio un poco de risa que lo dijera sin saber que yo estaba sentado justo a su lado.

De repente se silenció el recinto dejando escuchar solamente el fuego de las antorchas que daban la poca iluminación del lugar. Un telón que estaba en el fondo se abrió dejando ver al anciano de hace rato, también tenía la misma túnica, pero esta era color vino tinto, además, pese a que todos usábamos las capuchas, este la tenía abajo, dejando ver su rostro.

Un hombre con capucha se le acercó y le entregó un micrófono y se apartó; El anciano limpio su garganta carraspeando un poco y dijo:

- Soy Cero – dijo con una voz tétrica, seca y gruesa; seguido a esto soltó una carcajada terrorífica como si hubiera salido de la peor de las pesadillas – Eso ya lo saben, pero usted no, De-tec-ti-ve.

Continuara...

domingo, 14 de marzo de 2021

Los Desaparecidos (Parte 15)

 Primero que nada pedirles una disculpa
ya que la semana pasada no publiqué esta parte
he estado muy ocupado con otras cosas que no me daban tiempo para el Blog
igual quería cumplirles esta semana
por eso aproveché un tiempo libre para publicar
Sin más explicaciones les dejó la parte 15 de este emocionante misterio



Seguí a Francis hasta llegar a un garaje, habían dos camionetas; Francis me entregó las llaves y me dijo:

- Es la camioneta negra.

Tomé las llaves y estaba por subirme a la camioneta cuando Francis me pidió que esperará un momento; me detuve y Francis sacó un maletín, al abrirlo había una Smith & Wesson, un revolver un poco grande, al mirar la caja de munición que estaba junto a este entendí porqué del tamaño, eran balas .357, una magnum, un poco parecida a mi revolver, pero esta tenia más retroceso y por consiguiente es más poderosa, claro que esto antes que nada es complicado para mí, ya que no estaba acostumbrado a usar armas de tanto calibre; esperaba no tener que usarla. Además, Francis, me entregó un celular, no era tan moderno como el que tenía, pero Francis me dejó claro que podía recibir y hacer llamadas con este equipo, le agradecí y proseguí a subirme a la camioneta.

- ¿No va a despedirse de la señorita Elisa? – preguntó Francis antes de que cerrara la puerta de la camioneta

- No, la verdad no sé contra que me enfrento y es posible que no vuelva, en ese caso no quiero darle falsas esperanzas a Elisa, y sé que ella me pedirá que vuelva, sería muy triste si le digo que volveré y ella se queda esperándome mientras yo esté muerto o peor…

Cerré la puerta de la camioneta con cierta tristeza y me marché.

Lo primero que hice fue llamar a mi compañero en la ciudad, el me contesto nervioso.

- ¿Dónde estás? Hace horas que he tratado de localizarte

- No me lo creerías, pero creo que estoy cerca de resolver el caso

- No tanto por el caso, tienes una orden de captura emitida por el comisario de ese pueblo, supuestamente eres sospechoso en la muerte de varias personas allí

- ¿Sospechoso?

- Sí, llevaron la denuncia hasta acá por si volvías a la ciudad, obviamente el capitán me hizo muchas preguntas ya que conocen de nuestra amistad.

¿Amistad? No creo que el y yo seamos amigos, lo digo porque solamente soy un contacto para el cuando necesita ayuda y lo mismo el para mí, nunca hemos ido realmente por planes de amigos, además después de la información mía que le entrego a numero uno no estaba muy de acuerdo con decirle “amigo”

- Mira, si me buscan es porque estoy cerca de algo grande, así que te pido que mantengas mi paradero como desconocido, por lo menos hasta que te vuelva a llamar desde este número, estoy usando un equipo antiguo, pero puedo enviarte mi ubicación, cuando lo haga quiero que llegues con buenos refuerzos lo más pronto que puedas.

- Sabes lo lejos que esta ese pueblo ¿no?

Había olvidado ese detalle. Pensé rápido en una solución a eso

- Diles que sabes donde estoy, si es verdad que maté tantas personas dirán que estoy armado y soy peligroso, de esa forma no tiene nada que hacer el comisario de este pueblo en eso, esto con el fin de que te el apoyo este cerca cuando lo necesite.

- ¿No estas en el pueblo? ¿Dónde estás acaso?

Detuve la camioneta, en un paramo y miré hacía una granja que se encontraba a unos cincuenta metros de mí, era inmensa y tenia unas cuantas personas vestidas como numero treinta y seis, y numero veintisiete.

- Voy a estar en una granja cerca del pueblo y creo que en esta granja están algunos de los desaparecidos, o por lo menos los que no han sacrificado…

Corte la llamada, esperaba tener refuerzos dentro de unas horas, igual trataría de entrar cuando llegara la noche, así que lo que seguía era esperar a que la oscuridad me ayude para buscar a los desaparecidos y lograr encontrar alguna pista sobre la hija de Howard… la verdad esperaba que ella como Alisa se encontraran allí, tenía un sentimiento entre miedo y ansias de que todo esto terminara de una vez por todas.

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domingo, 28 de febrero de 2021

Los Desaparecidos (Parte 14)


 

¿Su hija? Me tomo un poco por sorpresa lo que me dijo, claro que no recuerdo a alguna chica con el apellido Walterson entre los archivos de los desaparecidos, archivos que no podría revisar otra vez ya que con lo sucedido la noche pasada los extravíe en alguna parte.

- Pero si usted es parte del culto ¿Cómo es que no sabe nada de ella?

- Estoy seguro que el culto tiene algo que ver con la desaparición de mi hija, como se dio cuenta detective, ellos usan personas para un sacrificio, esto con la intención de que la prosperidad se mantenga en el pueblo, lo digo porque estamos bajo el contrato de un demonio, Esto me tiene preocupado, ya que numero uno se había desesperado por querer conseguir más poder y por eso comenzó con sacrificios cada nada de tiempo, estos tenían que hacerse cada luna llena, ya que la oscuridad no puede vivir sin luz, pero ahora ese tipo quería más y más, ya no pensaba solamente en el pueblo, si no en su propio beneficio; chantajeó a los que nos oponíamos a él, ya que a mi me parecía absurdo lo que estaba haciendo y lo amenacé con retirarle el dinero, pero, como ya sabe, estoy de manos atadas hasta que mi hija aparezca.

Me levanté de la silla, me acabé el whisky y dejé el vaso en el escritorio.

- ¿O sea que usted me contrato para ayudarlo en un problema enfermo por parte de una secta de la que ya se cansó? ¿acaso se sintió intimidado de que un don nadie como número uno tuviera más poder que usted?

Mi mirada hacia Howard era de asco, repudio total, este viejo rico era igual que numero uno, busca el beneficio propio sin importar los demás, solo quiere a su hija y, probablemente, largarse del pueblo una vez la tenga de vuelta.

- Sé que parece que es algo así detective, y en parte tiene razón, los sacrificios no me parecían un problema hasta que fue mi hija la que desapareció, ella es mi mundo y estoy seguro que ella estaría dispuesta a ayudar con todo en el pueblo para que sea un lugar mejor – Las lágrimas comenzaron a salir de los ojos de los ojos de Howard.

- ¿Por qué su hija no estaba en los archivos? No recuerdo a nadie con el apellido Walterson

Howard se limpió las lágrimas.

- No podía reportarla como desaparecida, si el Ojo, no, si el pueblo se enteraba que el mayor inversionista del lugar había permitido que su hija desapareciera alertarían a autoridades más grandes, es decir, llegarían incluso la interpol para ayudar con la búsqueda, lo cual pondría al pueblo en el ojo público, cosa que no queremos, mucho menos el Ojo.

- La verdad me parece demasiado turbio lo que sucede en este pueblo, por eso creo que me iré y lo que sea que pase ya será problema de ustedes

- La hermana de la chica que traje con usted, ella aún está viva

Esas palabras llamaron mi atención, este tipo debe de saber más cosas al respecto del Ojo, y además podría salvar a la hermana de Elisa, claro que también podía ser una mentira para hacer que no abandone el caso.

- ¿Cómo esta tan seguro de eso?

- Hay un lugar en las afueras del pueblo, los del Ojo lo llamamos “La Granja”; en este lugar llevamos a los más aptos para los sacrificios, estas personas son preparadas con ciertos rituales para que durante la luna llena sean mejor recibidos por el demonio al que los ofrecemos – Lo que faltaba, estos enfermos secuestran personas para prepararlas como ganado al matadero, y tras del hecho me lo cuenta como si nada – Le daré la ubicación, puede ir a ver por usted mismo y sacar a algunos de los desaparecidos, claro que yo sé que mi hija no está allí, sería muy obvio, el único que lo sabe es número uno – Howard se quedó pensativo – Claro que el murió cuando el demonio se molestó con él, pero el lugar donde es la granja también es la residencia de número uno, y ahora que esta toda esta conmoción puede ir y revisar, lo digo porque no debe de haber mucha seguridad, eso sí, seguirán habiendo más miembros del Ojo.

Suspiré con lo ojos cerrados meditando de forma rápida que hacer, este tipo me estaba utilizando y hasta sentí que quería que acabara con el culto.

- Lo haré con tres condiciones – Howard mantuvo su rostro serio mirándome a los ojos, ojos que expresaban alegría porque seguiría en el caso – primero quiero que la paga se mantenga, en caso de que necesite más no espero ningún “pero”. Segundo, necesito un arma, un transporte y un celular, no quiero inconvenientes con los del Ojo, pero sé que podrá haber, pero con estas cosas podré combatirlos un poco. Tercero, Elisa se queda aquí y espero que la proteja, volveré por ella cuando todo esto termine.

Howard sonrío, sacó su celular y envío un mensaje, unos segundos después entró Francis, haciendo unos gestos para que lo siguiera.

- Gracias por su ayuda detective – decía Howard mientras salía de su oficina.

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domingo, 21 de febrero de 2021

Los Desaparecidos (Parte 13)


 

Tomé un poco de whisky, no creí que fuera a tomarlo, pero parece que Howard sabía que algo así pasaría.

- Mi padre construyó esta mansión en este pueblo porque es difícil de encontrar, nadie esta seguro en donde queda, pero él quería dejar de existir, desaparecer del público, pero obviamente tampoco quería dejar el pueblo como un nido de ratas mientras el vivía de lujos, así que también quería ayudar, pero sin ser alcalde ni teniendo un cargo alto, así que el alcalde le hablo de una posibilidad para el pueblo, un tipo estaría dispuesto a ayudar al pueblo, pero necesitaba dinero.
El sujeto ya había ayudado a otros pueblos, pero los pueblos tampoco estaban en el mapa, a mi padre le pareció sospechoso, pero en caso de que no funcionara retiraría los fondos y ya.
En ese momento llego un tipo encapotado con otros cinco.

- ¿Numero uno? – pregunté acercándome un poco a la orilla de la silla

- No, para nada, número uno llegó después, de hecho, número uno es solamente un delegado acá, ese tipo era Cero, o de esa forma se presentó.
Su idea era entrar en un culto que haría que las cosas en el pueblo mejoraran, el alcalde accedió, no así mi padre, pero el alcalde le rogo para que no retirará la financiación; al no quitarla, Cero, le dijo que el tendría un puesto privilegiado en el culto, mi padre le dijo que si no sentía un cambio tras cierto tiempo – Howard movió el vaso de whiskey un poco, aún que no tenia nada, pero lo miro pensativo un momento – creo que un mes o dos, no lo recuerdo; entonces retiraría la financiación, Cero accedió.
No había pasado ni dos semanas cuando el pueblo comenzó a prosperar, de tal forma de ser autosuficiente, en ese tiempo nací yo, número uno, que ya había llegado, quería convertirme en el primer hijo del culto, pero Cero no accedió, ya que yo no había sido concebido en el tiempo de que el culto llegó.
Nueve meses pasaron y en ese momento sí nació el primer hijo del culto, el hijo de numero uno con otra chica del pueblo.
Cero deja el pueblo en manos de número uno, en parte porque chocaban mucho por las diferentes ideas que debía tomar el culto en el pueblo.

- ¿Podríamos dejar de llamarlo “el culto” y llamarlo por el nombre? – pregunte un poco exaltado, Howard reaccionó con una risa; se levantó y fue a servirse más whisky.

- Bien detective, le llamaremos El Ojo, como debe ser – guardó la botella, tomó su vaso y se acercó a la ventana y continuo – El Ojo comenzó a ganar muchos fieles, era obvio que pasaría si se atribuían tales ganancias en el pueblo, mi padre nunca vio algo igual, no sabía de donde salían tantas cosas solamente por decidir convertir el pueblo a El Ojo.
Pasaron los años y número uno muere, el que toma su lugar es su hijo, que en ese momento tiene 27 años y quien aprueba tal decisión es Cero.

- Espera un momento – lo detengo, me levanto de mi silla, dejó mi vaso de whisky en el escritorio y me acerco a el – me esta diciendo que numero uno murió antes que número cero.

- No detective – Howard se da la vuelta y me mira con un poco de miedo en los ojos, miedo que trata de ocultar tomando un sorbo de whisky – No es “número cero” el es Cero, se considera un absoluto en el culto, y por alguna razón no muere, de hecho, según mi padre, cuando vino a asignar al nuevo número uno el hombre se veía igual.

- ¿Usted lo ha visto?

- ¡Claro! Es difícil de olvidar – Howard se acerca a su escritorio y, con la mano temblando, dejó el vaso a un lado y se sentó – Piel grisácea, delgado casi cadavérico, ojos color negro, penetrantes, como si pudieran ver dentro de tu alma; unos dientes limpios, blancos, una voz gruesa, manos huesudas con uñas gruesas, casi como garras y siempre anda con la túnica del cul… digo, de El Ojo; es un hombre que da miedo con su presencia.

- Entonces ahora la pregunta es ¿Por qué estoy aquí?

- Quiero que encuentre a los desaparecidos, pero en especial a una persona, a mi hija.

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domingo, 14 de febrero de 2021

Los Desaparecidos (Parte 12)

 


Seguíamos sentados en la oficina de Howard, yo escuchando su historia y el continuando con esta; tengo que admitir que pese a que la historia estaba interesante quería llegar a la parte en la que me contrató, y con motivo lo hizo, pero de todas formas no quería interrumpirle.

- Mi padre estaba agradecido con el hombre, pero no podía soportar que la ausencia de paternidad se debiera a que ese hombre jamás fue su padre, creo que fue el momento en el que algo turbio nació dentro de mi padre – Howard tomó otro  sorbo del whisky y siguió – Eran los años ochenta o noventa, no estoy seguro, el punto es que mi padre sabía del tipo de negocios de ese hombre, vendiendo acciones para ganar mucho dinero, así que su plan fue simple, teniendo todo su conocimiento engañó al hombre diciéndole que el FBI había descubierto su forma de ganar dinero, mi padre conocía a mucha gente influyente, así que el hombre le creyó, pero no sabía que podría hacer para proteger su dinero y sus propiedades, así que mi padre le dio una opción, habían varios países tercermundistas en los que podía ocultar dinero y precio de bienes, los bancos no hacían muchas preguntas si el  dinero  que llega es de un extranjero y mucho más si llegaba en dólares, y para que su nombre no figure en ningún libro le ofreció colocar el nombre de una chica latina que el conoció en la universidad. El hombre dudo mucho, era un racista asqueroso, y le temía más a los latinos que estudiaban en estados unidos, ya que ellos no llegan allá por dinero, y nada es más peligroso que alguien que detestes y que además es inteligente; pero mi padre le dijo que sería muy sencillo, el se casaría con la chica, así el vigilaría el dinero. El hombre estaba pensando en que era una buena idea, pero el problema sería que el apellido de el, es decir, de su hijo figurará en esos papeles sería muy sospechoso; entonces mi padre le dio una solución, tan obvia que dejaba ver sus intenciones pero que el hombre ese no sospechó por el afán de no perder ni un centavo – En eso Howard dejó  la copa en el escritorio y dejó salir una carcajada y continuo entre risas – Mi padre le dijo que usaría el nombre de su antiguo secretario, el que murió – soltó otra carcajada – incluso hizo el que no recordaba su apellido para que el hombre se lo diera para que el pareciera que aportaba al plan; en eso el hombre sintiendo un poco de inteligencia gritó “¡Walterson!”, mi padre me contó que trato con todas sus fuerzas la risa al darse cuenta que el hombre estaba por ser estafado – Tomo el whisky, se levantó del escritorio, se acercó a mí y continuo – Incluso el hombre admitió que el era hijo de ese sujeto, del que sería mi abuelo, y que solamente tendrían que mostrar el certificado de nacimiento con el apellido Walterson.
Mi padre mostró una complicación en cuanto a los  títulos que había obtenido, usted sabe detective, para hacerlo creer que no estaría bien el plan, pero este hombre le dijo que no importaba, después haría valido eso, que lo peor era perder el dinero que con tanto “esfuerzo” ganó.
Así que pusieron en marcha el plan, la boda totalmente discreta, obviamente a la mujer no le gusto, los latinos tenemos la chispa de querer hacer una fiesta de todo, pero mi padre le prometió una boda mucho mejor cuando llegaran a Panamá.
Entonces ya con el dinero y en Panamá, ingresaron todos esos numero en un banco en el que convenientemente trabajaba un familiar de mi madre – Sonrió y me agarró el hombro – Así es, esa mujer latina era mi madre; al principio mi padre iba a usarla para su venganza, ya que el hombre no soportaría perder su dinero incluso de una mujer morena latina, pero terminaron enamorándose.
Después de eso el FBI apareció en la casa del hombre, efectivamente sí habían dado con el como un estafador, pero con un equipo de abogados el hombre salió impune – en eso soltó una risa – que digo impune, salió libre, pero el hombre entre juicio y juicio no se dio cuenta que lo habían estafado y no tenía ni donde caerse muerto, trató de recurrir a la policía y la interpol para encontrar a mi padre, pero no iba a lograr nada, ya que no podía decirles que le habían robado el dinero que el consiguió estafando gente, además mi padre había desaparecido ¿cómo? – se acercó a la ventana y tras mirar un rato por esta, se dio la vuelta y me sonrió – llegó a un pueblo que estaba más escondido que nada, llego a este pueblo y comenzó a construir su legado, el legado de los Walterson para el… - se interrumpió y soltó otra carcajada – iba a decir el mundo, pero no, solamente para este pueblo.

Howard se volvió a sentar en el escritorio y tomo lo que le quedaba del whisky.

- Ahora es la parte de la historia en la que llegamos a mí, mi mujer, mi hija y la razón por la cual lo contrate Detective; no había llegado a ese punto porque quería que conociera la historia de los Walterson llegando a este pueblo para que así entendiera el punto al que voy a llegar.

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domingo, 7 de febrero de 2021

Los Desaparecidos (Parte 11)


 

No podía creerlo, tenía en frente al hombre culpable de que estuviera en este maldito pueblo, por fin lo conocía, pero eso solamente me generó más preguntas que respuestas.

El silencio se apodero de la oficina de Howard, pasaron varios minutos, quería hacer más preguntas, pero al momento de abrir la boca para decir algo, Howard, levanto la mano izquierda pidiéndome que me detuviera, tomó un sorbo del whiskey y siguió.

- Sé que querrá saber porqué contrate a un detective de la ciudad y por tan alto precio, así que voy a contarle una historia detective, quiero que la escuche y después usted hará las preguntas que quiera, incluso podrá decidir si va a seguir con el caso o no – tomó otro sorbo del whiskey y yo también, no creí cuánta razón tendría Howard en que yo tenía que tener un trago en mis manos, también lo sentí necesario.

Howard suspiró y comenzó su historia:

- La familia Walterson había vivido todos estos años en estados unidos, mi bisabuelo llego buscando el sueño americano, pero no lo logró, viviendo de trabajos pequeños a duras penas pudo mantener a la familia. A punta de trabajo humilde sacó adelante, o bueno, intentó sacar adelante a mi abuelo, pero con el comienza la historia de nuestra acaudalada familia – Tomó otro sorbo del whiskey y siguió – Mi abuelo trabajaba en un restaurante lavando platos con lo que trataba de ganar dinero para una mujer que no amaba pero que dejó embarazada a corta edad, para ese entonces vivía con mis bisabuelos y un primo de el que también llego buscando el sueño americano; el primo había llegado con su esposa y dos hijos que en vez de sumar restaban a lo que era la familia, lo digo porque estos chicos, al no tener a su padre que trabajaba todo el día manejando un taxi, hacían lo que les daba la gana, sumado a la madre de ellos que sufría una enfermedad extraña y no podía hacerse cargo ni de ella misma.
Cuando nació mi padre solamente se complicaron las cosas, ya que mi bisabuelo había muerto dejando literalmente a mi bisabuela a cargo de todo, ya que mi abuela dejaba a mi padre en casa para irse con los primos de mi abuelo a fiestas y a beber alcohol. Mi abuelo, cansado de esa situación le dijo que si no conseguía un trabajo que por lo menos ayudara en casa, mi abuela le enojó esa actitud y abandonó a mi padre y a mi abuelo.
Por los primos de mi abuelo se enteraron que estaba saliendo con un narcotraficante, un tipo con mucho dinero, esto se supo porque los primos de mi abuelo trabajaban para ese narcotraficante, pero de eso se enteraron cuando en una guerra de pandillas uno quedó en el hospital y el otro muerto. Mi abuelo y su primo no sabían que hacer, las cosas se complicaban y no podían pagar el hospital, sumado a que cuando saliera del hospital iría directo a la cárcel.
Mi abuelo, cansado de esta situación decidió buscar ayuda en mi abuela, pero eso solamente lo hizo ganarse la enemistad de ese narcotraficante, así que tuvo que escapar de la ciudad con mi padre, de apenas dos años; pero sin tener mucho dinero y dejando su trabajo atrás estaba en el fondo del precipicio, estaba desesperado subido a un tren sin saber a dónde llegaría y si tendría suerte allá, en eso un hombre se sienta con él, lo ve mal y escucha su historia, así como usted está escuchándola ahora; el hombre le dijo a mi abuelo “que desgracia, pero empezar de cero no es una opción”, el hombre le ofreció un trabajo, en ese trabajo sería su asistente; de alguna forma ese hombre confiaba en mi abuelo.
Resulta que el hombre era un gran inversionista en la bolsa, así que tenía mucho dinero, todo lo que tenía que hacer mi abuelo era llevar su agenda, tenerle las tres comidas y el, a cambio, le daba un salario y un lugar donde quedarse. La vida no era lujosa pero era buena, en especial para mi padre que pasaba la mayor parte de su tiempo estudiando con ese hombre; pero entonces mi abuelo se enteró de las verdaderas intenciones de ese hombre, él quería un heredero digno, pero no podía tener hijos con su esposa, entonces a cambio de una buena vida para su hijo él le daría trabajo a el de por vida, las condiciones, el niño jamás lo llamaría papá a él, es decir a mi abuelo, tendría el apellido del hombre y aprendería todo de ese hombre… mi abuelo acepto, no lo hizo muy alegre, ya que de todas formas amaba a su hijo, pero estaba dispuesto a que tuviera la vida que el jamás tuvo.
Pasaron los años y mi abuelo enfermó gravemente y en su lecho de muerte, cuando estuvo con mi padre a solas, le contó toda la verdad, sintió que ya no tenía que mantener el secreto porque él ya iba a morir y mi padre decidiría que iba a hacer de ahí en adelante.
Mi padre era graduado de las mejores universidades que el dinero puede pagar, obviamente por el hombre al que el consideraba su padre, que lo educo de forma rígida quitándole la infancia para ser el mejor en lo que el hombre quería, claro que al descubrir que jamás fue su padre y que le habían mentido todos estos años, mi padre, Howard, decidió tomar venganza….

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domingo, 31 de enero de 2021

Los desaparecidos (parte 10)


 

Alguien llamando a la puerta me despertó; al abrir los ojos noté a Elisa aún dormida, no podía creer que me había quedado dormido con la ropa puesta, pero no era importante, quería saber cuánto tiempo estuve dormido, pero no había ningún reloj en el cuarto.

Volví a escuchar a alguien llamando a la puerta, probablemente se trataba de Howard Walterson, tenía muchas preguntas así que me levanté a atender la puerta. Al abrirla se encontraba Francis, el mayordomo.

- La comida esta lista, usted y la señorita pueden pasar al comedor cuando gusten.

Se dio la vuelta, pero volvió a mirarme.

- A propósito, el señor Walterson no se encuentra por el momento, pero llegara en unas horas, ya que el tiene muchas ganas de hablar con ustedes y me imagino que usted, detective, también.

Se marchó y yo cerré la puerta, al darme la vuelta vi a Elisa despierta, me le acerqué y le comenté lo de la comida y ella de inmediato se levantó con la intención de acompañarme a comer, creo que tenía mucha hambre ya que no se molestó en besarme como las otras veces.

Llegamos al comedor, una mesa gigante en la que había un caldero con una sopa de cebolla, dos canastas con pan de ajo, una pierna ahumada de res, un pastel de fresa y cuatro platos, obviamente con varios cubiertos. Me senté en uno de los lugares con platos y Elisa se sentó a mi lado y apenas estábamos sentados, la joven de la noche pasada, se nos acercó y nos sirvió un poco de sopa y empezó a cortar dos porciones de la pierna ahumada; en eso apareció Francis con una cacerola y al abrirla había una ensalada de papa.

Comimos hasta quedar satisfechos e íbamos de camino a la habitación, cuando Francis nos detuvo en la entrada del comedor.

- El amo Walterson está esperando por usted, detective.

Le dije a Elisa que fuera a la habitación, que después hablaríamos, ya que ella también tenía muchas cosas que decirme, cosas sobre el caso, pero después de lo sucedido anoche tenía ganas de decirle que nos largáramos juntos de ese maldito pueblo, que el dinero que pagaban por el caso no era suficiente para las tragedias que había vivido; pero mi curiosidad de detective me mantenía en el caso, en especial cuando más dudas y cosas extrañas sin respuesta seguían pasando.

Llegué a la oficina del dueño de la casa y nuestro salvador, el señor Howard Walterson, la puerta de la oficina la abría Francis y me invitaba a seguir; la oficina era totalmente con colore de madera oscura, las paredes estaban llenos de libro, una alfombra con las letras H.W. adornaba el centro de esta, con una ventana gigante en el fondo y en frente de esta un escritorio en el que se encontraba un hombre robusto, canoso, con un bigote poblado y una calva en la coronilla; ese hombre era el señor Howard Walterson.

- Detective, me alegra por fin tenerlo en mi presencia – Howard se levantaba del escritorio y acercaba una silla al mismo – por favor, siéntese, siéntese – se acercó a una vitrina que no había notado, estaba llena de varias botellas – ¿se le ofrece algo de tomar?

- No gracias – respondí mientras me sentaba.

- Insisto, créame que después de todo lo que tengo que decirle va a desear tener un trago en las manos para quitarse el sabor de la boca.

Que extraña petición por parte del señor Walterson, no estaba seguro de lo que me iba a decir, pero si iba a ser tan impactante como el dice, entonces puede que si necesitara algo en mis manos para beber.

- De acuerdo señor Walterson…

- Dígame Howard, detective

- Bien, Howard, beberé un poco de whiskey, sin hielo por favor.

- ¡Sin hielo! – exclamó Howard – usted es de los míos detective.

Sacó una botella que parecía lujosa de la vitrina, seguido tomó dos vasos sirviendo de la botella en ambos, se acercó a mi pasándome el vaso con whiskey, seguido a esto él se sentó en el escritorio.

- Este es un whiskey que traje de mis viajes en Europa, fue difícil pasarla en aduanas por su alto precio, pero soy alguien que conoce mucha gente importante – tomó un sorbo del whiskey y continuó – Primero que nada, detective, quiero que sepa que yo fui la persona que lo contrató.

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domingo, 24 de enero de 2021

Los Desaparecidos (Parte 9)

 


- Ya pueden levantar la vista – Dijo el hombre mientras abría una puerta de madera que nos llevaba hacia afuera.

Primero salió el, asomó la cabeza y nos hizo una señal para que lo siguiéramos; no estaba seguro de donde estábamos, pero sí noté que estábamos lejos de la plaza central del pueblo, ya que los gritos desesperados de algunos se escuchaban a lo lejos. El hombre nos guío por unos callejones hasta que llegamos a unas rejas de una casa enorme, que digo casa, era una mansión; en las rejas había dos iniciales doradas “HW”.

Pasamos un jardín inmenso y llegamos a la puerta de la mansión, el encapuchado sacó unas llaves y abrió la puerta; al entrar nos pidió que lo siguiéramos.

El recibidor era inmenso, con pisos de mármol café y blanco, unas escaleras gigantescas en el centro que llevan a la planta alta de la mansión, y seis puertas, tres a cada lado, que seguramente conectaran con más habitaciones.

De una de estas puertas salé un hombre de edad avanzada, pero con buen porte, y junto a este una chica joven vestida como mucama.

- Por favor, lleven a la chica y al detective para que escojan unas ropas – decía el encapuchado – tal vez que tomen un baño – el hombre iba a subir las escaleras, pero se detuvo al pie de estas, volteo a mirarnos y continuo – ¡ah! Y por favor, atiende las heridas del detective, por favor, y cuando terminen tráiganlos a mi oficina, necesitamos hablar.

El hombre subió mientras el anciano y la mucama nos indicaban que los siguiéramos, Elisa fue con la chica mientras que yo seguí al que, yo supuse, era el mayordomo, hacia habitaciones diferentes, pero cada una al lado de la otra atreves de las puertas a nuestra izquierda.

La habitación era gigante, con una cama doble, baño, un ropero gigante y un escritorio. El mayordomo entró antes que yo y abrió el ropero, sacó una toalla, entró al baño, escuche que abrió la llave del agua y salió, indicándome que entrara.

- Mientras lava sus heridas iré por el botiquín y proseguiré a la curación – dijo el mayordomo.

Solamente pude dar las gracias y entré al baño, escuché la puerta cerrarse y entre a la bañera, el agua estaba tibia. Al sumergirme sentí todo el ardor de las heridas, incluso en zonas de mi cuerpo que no había notado que tenía heridas.

Pasaron unos minutos cuando entró el mayordomo con una caja como de herramientas, pero al abrirla habían diferentes medicamentos, vendas e incluso hilo y una aguja curvada; reconocí la aguja de mis épocas en la policía, un disparo en mi vientre que casi me mata, esa herida también fue ocasionada por mi “amigo”, creo que tengo que escoger mejor mis amistades.

Mientras el mayordomo cerraba mis heridas traté de iniciar una conversación, pero el solamente me dijo que el señor de la casa respondería todo, que el solamente esta para obedecer las ordenes del mismo.

- ¿Al menos puedo saber el nombre de nuestro salvador? – pregunté mientras ocultaba el dolor por las heridas que estaba limpiando el mayordomo.

- A mi puede decirme Francis, y el señor de la casa es el señor Howard Walterson.

Ese nombre no me suena para nada, pero por la propiedad podía pensar que es un hombre realmente acaudalado, tal vez uno de los más ricos del pueblo.

Tras curar mis heridas me pasó la toalla y me dijo que podía escoger cualquier cosa del ropero para usar, seguido a esto el Mayor domo salió del cuarto.

Encontré una camisa blanca, unos pantalones color caqui, unos zapatos negros y una chaqueta negra de cuero, estas ropas me quedaban perfectamente, pero también había notado que tenia sueño, traté de mirar algún reloj en las paredes y noté tres cuadros diferentes, uno que parecía muy viejo y además la mujer que salía en este también usaba ropa como de la edad media; el otro cuadro era el de una familia de tres, un hombre de edad adulta, con una mujer muy parecida a la del primer cuadro y una niña, en este cuadro usaban ropas mas a esta época, y el ultimo era el de una chica joven, también parecida a las otras dos mujeres, pero esta también usaba ropas de la época.

Mi concentración en los cuadros se vio interrumpida cuando se abrió la puerta, era Elisa, ya estaba vestida usando un vestido de dos piezas color negro y un buso negro. Al verme sonrió y corrió a mis brazos para que pudiéramos abrazarnos. El abrazo se sintió como si hubiera durado horas, pero no quería dejarla ir, y ella parecía que no quería irse de mi lado.

- Gracias por venir por mi – decía Elisa mientras dejaba caer una lagrimas entre alegría y miedo.

Se apartó y nos miramos a los ojos por un momento; yo le limpie las lagrimas con mi mano derecha y dejaba ver una sonrisa.

- El mayordomo me dijo que podíamos dormir, que el señor de la casa se había quedado dormido y que era mucho mejor el hablar mañana con la mente clara y descansada.

¿Mañana? Creo que Elisa quería decir más tarde, pero de todas formas la idea de dormir me parecía lo mejor.

Nos acostamos, y mientras estábamos abrazados quedaba dormido, no podía aguantar más el cansancio por este largo día.

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domingo, 17 de enero de 2021

Los Desaparecidos (Parte 8)

 


Sentí que mis piernas se movían solas acercándome a la tarima, quería ver de cerca a Elisa, quería saber si estaba bien… No, algo no estaba bien.

Mientras avanzaba todos a mi alrededor se abrían paso para que yo pudiera llegar a la tarima, me sentía como hipnotizado acercándome hacia Elisa. Ya había notado que algo no estaba bien, pero mi cuerpo no reaccionaba.

Al llegar frente a la tarima, el tipo de la voz conocida se me acercó y me dijo al oído:

- Lo noté desde que mató a los hermanos enviados por el Ojo – Unos tipos se acercaron y empezaron a quitarme las pistolas y a quitarme la ropa – no sé como hizo para escapar, pero esta vez no lo tendrá tan sencillo.

Me encontraba desnudo y me después me amarraron y vendaron y sentí como me subían a la plataforma junto con Elisa.

La voz familiar siguió hablando:

- Este hombre es el citadino, el detective que vino a arruinar nuestra paz y prosperidad de nuestro pueblo, y ahora, también será parte del rito para nuestro protector El Ojo.

Se escucharon ovaciones tras estas palabras, y por alguna razón esto me despertó del trance, pero no podía liberarme, esta vez me tenían. En eso escuché un llanto, sentía a Elisa, estábamos atados juntos.

- Creo que jamás podrás ayudarme – decía Elisa con la voz en llanto.

- Lo siento Elisa, no quería que te involucraras en esto.

- No – pude sentir como Elisa trataba de tomar mi mano – El que me hicieras pensar que se terminaría este culto y que había un poco de esperanza de encontrar a mi hermana me hizo sentir feliz, así fuera por un corto tiempo

- ¿Eras parte del culto?

- No – Seguíamos escuchando las ovaciones – Solamente había escuchado rumores al respecto y que estaban relacionados con las desapariciones en el pueblo, pero mi hermana sabía más de este culto, un día salió a verse con alguien, un viejo amigo de cuando estudiamos juntas, pero yo no quería verme con él, así que mi hermana fue sola; pero después de ese día ella empezó a actuar de forma extraña, salía todas las noches, y siempre me decía que a las 3:33am no saliera por nada del mundo de mi cuarto.

Se escuchó una ovación más fuerte, como si alguien importante hubiera aparecido… o algo.

- ¿Crees que ella fue sacrificada por el Ojo?

- No lo sé – respondió Elisa.

Nuestra conversación fue interrumpida por una fuerte ventisca, se sentía que nos podría empujar muy lejos de no ser por lo bien que estábamos atados.

De repente se escuchó una voz gruesa, macabra y gutural.

- Otra vez me invocas número 1 – decía esta voz.

- Sí mi señor – respondía la voz familiar de hace rato

- ¿Osas invocarme de forma seguida? Primero por una joven sin importancia, después por un policía que te ocasiona problemas, y ahora por estos dos.

- Señor, es que pensé…

- ¡NO! – se sintió un estruendo por toda la tarima y comencé a escuchar pasos, pero no eran los pasos de una persona, eran los pasos de esos monstruos que me atacaron la otra vez.

- Perdón por interr…

- Y sigues hablando sin que sea pedida tu explicación – Se escucho un silencio macabro por unos segundos – Ahora bien, se supone que solamente debo ser invocado durante la luna nueva, porque mis poderes están al máximo.

- Lo sé señor, pero…

- Además – interrumpía la voz tétrica – estas invocaciones constantes hacen que mis poderes disminuyan ¿o es que me quieres eliminar? Numero 1

- Claro que no señor, pero creí que a mayor cantidad de sacrificios usted, mi señor, estaría más feliz.

- ¿Parezco feliz número 1?

Después de eso comencé a escuchar gritos entre mordiscos, huesos rompiéndose y sangre salpicando; seguía sin ver nada y tampoco podía liberarme, sentía que sería mi final. Tras unos minutos sentí como mis ataduras se aflojaban y lo primero que hice al sentir mis manos libres que quitarme la venda. Noté que el cielo estaba de color rojo y la gente estaba en un lago de sangre siendo devorados por los monstruos; quería ver de dónde venía esa voz tétrica de hace un rato pero mis ojos se quedaron viendo a Elisa, la cual me abrazaba de una forma increíble, y yo le respondí el abrazo de vuelta.

- Muy lindo, pero tenemos que irnos o no podremos contarlo.

Eso lo dijo un tipo encapuchado que estaba cerca de nosotros y sosteniendo una soga, era el que nos había liberado a Elisa y a mí.

- Por aquí, rápido, no volteen a mirar, no hay tiempo de nada y el Ojo siente las miradas.

Nos llevó por un pasadizo oculto detrás de la tarima, nos pidió que siempre miráramos el suelo que levantaríamos la vista a su debido tiempo, pero que en este momento representaba un peligro hacerlo. No entendía porque nos pidió esto, pero nos había salvado, y lo mínimo que podía hacer era hacerle caso, después de todo lo que pasó esta noche, los monstruos, el que no pudiera controlar mi cuerpo y el de algún súper ente que fue invocado; no quería que ninguna otra cosa extraña nos ocurriera.

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domingo, 10 de enero de 2021

Los Desaparecidos (Parte 7)


 

Tratando de que mis nervios desaparecieran para poder apuntar bien para dispararle a la criatura que tenía en frente, no podía tomar mucho tiempo y, aún con la mano temblorosa, logré darle a un costado; al impactar la bala, el monstruo dejó salir un grito desgarrador que no había escuchado nunca, después de eso corrí lo más rápido que pude hacia la camioneta.

Uno de los que estaban a mi derecha se acercó, pero volví a disparar para que se alejara, el disparó no le impactó, dio en el suelo cerca de eso.

Seguí corriendo hasta que volteé en la esquina para quedar en frente del hotel, y por suerte ahí estaba la camioneta; corrí hacia esta, retiré los seguros con el botón de las llaves y entré lo más rápido que pude. Me encontraba con la respiración agitada y  con mi corazón latiendo fuertemente; traté de recuperar el aliento y calmarme; miré por las ventanas para ubicar a las criaturas, pero no alcancé a recuperar la respiración cuando uno de esos monstruos calló en el capó de la camioneta y de inmediato clavó sus garras en el parabrisas; tomé las llaves, encendí la camioneta, la coloqué en reversa y arranqué a toda velocidad con la esperanza de que ese monstruo se cayera, y así fue dando unas vueltas en el suelo, la miré por unos segundos viendo como trataba de levantarse, así que puse la camioneta en marcha y aceleré hasta que le pase por encima haciéndome brincar un poco en mi asiento; miré por el retrovisor a los otros monstruos que se acercaban alrededor del que acababa de atropellar, como si se sintieran mal por su camarada, pero ahora tenía que alejarme de ese lugar, no podía quedarme a esperar una reacción de lo que sean esas criaturas.

Tenía la vista limitada por las garras que clavó esa cosa en el panorámico de la camioneta, así que ir rápido tampoco era una opción… de todas formas ¿A dónde iría?

Con la velocidad baja pude notar que habían más de esos monstruos por los tejados y algunas calles del pueblo, deambulando como si buscaran comida o algo por ese estilo. De repente noté que un grupo grande de criaturas (entre cinco y seis) comenzó a moverse en la misma dirección, e incluso otras iban sumándose detrás de estas, como si algo las llamara. Por un momento me sentí aliviado, pero después me dio curiosidad ¿a dónde se dirigen todos estos monstruos?

Apagué las luces de la camioneta y la puse en marcha, pero a baja velocidad, no quería llamar la atención de esos monstruos.

Era extraño que esas creaturas seguían una dirección en común, como si alguien las estuviera llamando a un lugar; tenía una curiosidad ya que, pese a que solamente he visto un par de veces a estos monstruos, mi instinto me decía que era un comportamiento extraño.

Tuve que detenerme para poder seguirlos, no porque no pudiera seguir con la camioneta, esto era porque ya eran demasiados monstruos y movilizarme en la camioneta los alertaría.

La aparqué y me bajé con mucho cuidado, obviamente iba con mi pistola en las manos, por si las cosas se me salían de control, pero me sentía tan rodeado por esos monstruos y además al dispararles solamente los alertaría y me convertiría en una presa fácil.

Iba oculto evitando que esos monstruos me vieran, pero por alguna razón sentía que no me verían, ya que se notaban como hipnotizados por algo o alguien, y quien quiera que sea lo que los tenía así, los estaba llevando a la plaza central del pueblo.

Llegué a la esquina de una casa que tenia varias cajas de madera afuera; si iba más allá llegaría a la plaza y sería visto por lo que sea que estaba allá. La plaza, en forma redonda, estaba llena de antorchas que la alumbraban, un grupo de encapotados formaban un circulo alrededor de una pequeña tarima que estaba cubierta por un telar negro; atrás de todas estas personas se estaban colocando los monstruos, pero estos no mostraban ninguna señal de hostilidad como hace un momento.

Levanté la vista y en los techos habían más de estos monstruos, mirando hacia el centro de la plaza, como si esperaran a lo que sea que ocultaba el telar.

Tras unos minutos, de entre los monstruos, salió un hombre encapotado con una capa negra, la oscuridad no permitía verle el rostro. Este se subió a la tarima y empezó a hablar.

- Seguidores del Ojo y criaturas de las horas del diablo, les tengo noticias, buenas noticias de parte mía y de otros seguidores.

Por alguna razón podía escuchar claramente lo que decía, no sé si es que tenía instalados algunos parlantes, además la voz se me hacía familiar, estaba seguro que era el tipo con el que hablé por celular.

- Esta tarde – continuó el sujeto – Acabamos con el citadino invasor y destruimos ese albergue de enemigos del Ojo

La gente aplaudió y gritó de alegría por la noticia, también los monstruos, pero con un gruñido tétrico.

- Ahora, para concluir daremos en ofrenda a esta mujer a las criaturas de las horas del diablo para que nuestro pacto con el Ojo siga en pie.

El telón caía y dejaba ver a una mujer desnuda atada de manos y pies, también tenía los ojos vendado y la boca amordazada. Mis ojos se abrieron al identificar a la mujer ¡Era Elisa!


continuara...

domingo, 13 de diciembre de 2020

Los Desaparecidos (Parte 6)


 

Nunca había manejado tan rápido en mi vida, ni siquiera cuando era policía, claro que cuando lo era… no, tengo que concentrarme, Elisa podía estar en peligro; una presión en mi pecho me llenaba, como si hubiera pasado lo peor, tan fuerte era que cada vez que pensaba en algo se me venía a la cabeza alguna desgracia contra Elisa, pero era ella la que me importaba en este momento.

Llegué al pueblo, ya se estaba ocultando el sol y por alguna razón sentí ganas de bajar la velocidad; estaba vacío, como el día que llegué, pero a diferencia de ese día, esta vez tenía la extraña sensación de que me estaban espiando; de vez en cuando miraba a mi alrededor y me parecía ver que las cortinas se movían, como si alguien estuviera viendo, pero se ocultara rápidamente.

Al llegar al hotel el sol ya se había ocultado y las luces del lugar, por lo menos las del frente, estaban apagadas. Me bajé rápidamente del automóvil, la puerta estaba abierta, claro que siempre estaba así, para que vieran que el hotel estaba abierto. Al llegar a recepción todo estaba oscuro; saqué la linterna del celular y comencé a revisar las paredes en busca del interruptor de la luz, en eso noto varios papeles en el suelo, como si alguien hubiera estado buscando algo, el rastro de papeles iba a lo largo hasta el pasillo ¿será que están en mi habitación?

Iba de camino a investigar cuando noté la puerta del cuarto de Elisa entre abierta, suponiendo lo peor saque una de las pistolas que tenía, jamás había estado tan armado aún que una la había dejado en la camioneta; y me fui acercando a la puerta de Elisa, la abrí despacio tratando de ver si había alguien, pero no, estaba vacía, pero con señales de una pelea, y obviamente sin Elisa; había llegado tarde.

No tenía tiempo para llorar, algo había pasado en mi habitación y los papeles venían de allá, fui despacio esperando cualquier emboscada de alguno de los cuartos cercanos al mío, al final del pacillo pasando por todas las habitaciones, podían tenderme cualquier tipo de trampa, pero estaba dispuesto a matar, dispuesto a matar a los que se llevaron a Elisa. De repente mi visión se nubló un poco ¿lagrimas? ¿en este momento? No, no eran lágrimas, respiré un poco notando el olor a gas ¡Los papeles! Los señalé con mi linterna rápidamente, estaban en blanco, mi cabeza estaba llena de cosas que no pude notar algo como eso, querían que llegara a la habitación del fondo, la más lejana de la única salida.

Tenía que pensar rápido, no alcanzaría a salir, e incluso con lo cerca que esta la recepción a la cocina moriría al instante… Mi habitación, había una ventana, tenía que ir rápido y salir por ahí.

Guardé el revolver y saqué mi llave, en ese momento escuché unos pasos en la entrada, abrí la puerta rápidamente, tomé la carpeta cuando una voz familiar gritó:

- ¡Hasta aquí llego detective!

Era la voz del celular seguido a esto el sonido de un arma cargando y un disparo que alcanzó a penetrar la puerta rozando mi brazo izquierdo, pero después de esto una inmensa explosión.

Un sabor a oxido y un aroma a cenizas me despertaba; mi vista estaba nublada, trataba de reconocer algo a mi alrededor; sobé un poco mi cabeza y sentí un dolor junto a una sensación de humedad ¿sangre? En eso mi vista estaba volviendo, estaba totalmente oscuro, me encontraba en un callejón. Miré un poco a mi alrededor y vi la ventana rota por la que salía un humo negro, había alcanzado a saltar y sobrevivir a el intento de matarme por parte de esa secta.

Mientras recobraba la conciencia más y más, notaba un dolor en mi brazo izquierdo, un dolor en mi cabeza y algunos en mis manos, el ultimo siendo cortadas que me abre propinado al tratar de levantarme entre los vidrios rotos.

Noté que la carpeta con los archivos estaba esparcida por el callejón, pero parecía que había alcanzado a salvarlos.

Me levanté y llegué hasta el final del callejón, nunca había visto este pueblo a tan altas horas de la noche ¿Qué hora era?

Saqué mi celular para mirar la hora, estaba un poco magullado, pero aún funcionaba; Eran las 3:33 am, o sea que había pasado tanto tiempo ¿Elisa estará bien?

Me fui en camino al frente del hotel esperando encontrar la camioneta, de la cual aún tenia las llaves; el pueblo estaba tétricamente vacío, pero no se sentía como siempre, esta vez se sentía como si realmente nadie hubiera vivido jamás acá, como si toda la gente que conocí y de más hubieran sido parte de un horrible sueño.

De repente escuché unas patas detrás de mí seguidas de un gruñido; me voltee lentamente para ver que era y lo que vi era muy similar a la creatura de la noche pasada, pero ahora, con la poca luz, podía verla un poco mejor: los ojos amarillos, una forma como de lobo color negro, garras largas en las cuatro, colmillos amarillentos que parecían afilados y finalmente, partes del cuerpo de las cuales se les veía una piel roja y palpitante como si de alguna enfermedad sangrienta se tratase.

Esta vez pude ver esa apariencia terrorífica de esta criatura y pudo provocarme un poco más de miedo, pero ahora tenía una pistola; revisé mi cinto y saque una de las pistolas con mi mano derecha, estaba dispuesto a dispararle cuando escucho más patas, pero a mi derecha, miré al otro lado de la calle y se encontraba otra creatura como la que tenía en frente, levanté un poco la vista y en el techo de una casa se encontraban dos más de estas cosas. En ese momento sentí que no podía quedarme a disparar y tenía que tratar de llegar a la camioneta.

Mi mano derecha comenzó a temblar ¿y si no soy suficiente mente rápido? ¿Y si no está la camioneta? ¿Cuántas balas me quedan? No, tengo que reaccionar, tengo que sobrevivir, tengo que… tengo que… ¡Tengo que encontrar a Elisa!


Continuara...