domingo, 13 de diciembre de 2020

Los Desaparecidos (Parte 6)


 

Nunca había manejado tan rápido en mi vida, ni siquiera cuando era policía, claro que cuando lo era… no, tengo que concentrarme, Elisa podía estar en peligro; una presión en mi pecho me llenaba, como si hubiera pasado lo peor, tan fuerte era que cada vez que pensaba en algo se me venía a la cabeza alguna desgracia contra Elisa, pero era ella la que me importaba en este momento.

Llegué al pueblo, ya se estaba ocultando el sol y por alguna razón sentí ganas de bajar la velocidad; estaba vacío, como el día que llegué, pero a diferencia de ese día, esta vez tenía la extraña sensación de que me estaban espiando; de vez en cuando miraba a mi alrededor y me parecía ver que las cortinas se movían, como si alguien estuviera viendo, pero se ocultara rápidamente.

Al llegar al hotel el sol ya se había ocultado y las luces del lugar, por lo menos las del frente, estaban apagadas. Me bajé rápidamente del automóvil, la puerta estaba abierta, claro que siempre estaba así, para que vieran que el hotel estaba abierto. Al llegar a recepción todo estaba oscuro; saqué la linterna del celular y comencé a revisar las paredes en busca del interruptor de la luz, en eso noto varios papeles en el suelo, como si alguien hubiera estado buscando algo, el rastro de papeles iba a lo largo hasta el pasillo ¿será que están en mi habitación?

Iba de camino a investigar cuando noté la puerta del cuarto de Elisa entre abierta, suponiendo lo peor saque una de las pistolas que tenía, jamás había estado tan armado aún que una la había dejado en la camioneta; y me fui acercando a la puerta de Elisa, la abrí despacio tratando de ver si había alguien, pero no, estaba vacía, pero con señales de una pelea, y obviamente sin Elisa; había llegado tarde.

No tenía tiempo para llorar, algo había pasado en mi habitación y los papeles venían de allá, fui despacio esperando cualquier emboscada de alguno de los cuartos cercanos al mío, al final del pacillo pasando por todas las habitaciones, podían tenderme cualquier tipo de trampa, pero estaba dispuesto a matar, dispuesto a matar a los que se llevaron a Elisa. De repente mi visión se nubló un poco ¿lagrimas? ¿en este momento? No, no eran lágrimas, respiré un poco notando el olor a gas ¡Los papeles! Los señalé con mi linterna rápidamente, estaban en blanco, mi cabeza estaba llena de cosas que no pude notar algo como eso, querían que llegara a la habitación del fondo, la más lejana de la única salida.

Tenía que pensar rápido, no alcanzaría a salir, e incluso con lo cerca que esta la recepción a la cocina moriría al instante… Mi habitación, había una ventana, tenía que ir rápido y salir por ahí.

Guardé el revolver y saqué mi llave, en ese momento escuché unos pasos en la entrada, abrí la puerta rápidamente, tomé la carpeta cuando una voz familiar gritó:

- ¡Hasta aquí llego detective!

Era la voz del celular seguido a esto el sonido de un arma cargando y un disparo que alcanzó a penetrar la puerta rozando mi brazo izquierdo, pero después de esto una inmensa explosión.

Un sabor a oxido y un aroma a cenizas me despertaba; mi vista estaba nublada, trataba de reconocer algo a mi alrededor; sobé un poco mi cabeza y sentí un dolor junto a una sensación de humedad ¿sangre? En eso mi vista estaba volviendo, estaba totalmente oscuro, me encontraba en un callejón. Miré un poco a mi alrededor y vi la ventana rota por la que salía un humo negro, había alcanzado a saltar y sobrevivir a el intento de matarme por parte de esa secta.

Mientras recobraba la conciencia más y más, notaba un dolor en mi brazo izquierdo, un dolor en mi cabeza y algunos en mis manos, el ultimo siendo cortadas que me abre propinado al tratar de levantarme entre los vidrios rotos.

Noté que la carpeta con los archivos estaba esparcida por el callejón, pero parecía que había alcanzado a salvarlos.

Me levanté y llegué hasta el final del callejón, nunca había visto este pueblo a tan altas horas de la noche ¿Qué hora era?

Saqué mi celular para mirar la hora, estaba un poco magullado, pero aún funcionaba; Eran las 3:33 am, o sea que había pasado tanto tiempo ¿Elisa estará bien?

Me fui en camino al frente del hotel esperando encontrar la camioneta, de la cual aún tenia las llaves; el pueblo estaba tétricamente vacío, pero no se sentía como siempre, esta vez se sentía como si realmente nadie hubiera vivido jamás acá, como si toda la gente que conocí y de más hubieran sido parte de un horrible sueño.

De repente escuché unas patas detrás de mí seguidas de un gruñido; me voltee lentamente para ver que era y lo que vi era muy similar a la creatura de la noche pasada, pero ahora, con la poca luz, podía verla un poco mejor: los ojos amarillos, una forma como de lobo color negro, garras largas en las cuatro, colmillos amarillentos que parecían afilados y finalmente, partes del cuerpo de las cuales se les veía una piel roja y palpitante como si de alguna enfermedad sangrienta se tratase.

Esta vez pude ver esa apariencia terrorífica de esta criatura y pudo provocarme un poco más de miedo, pero ahora tenía una pistola; revisé mi cinto y saque una de las pistolas con mi mano derecha, estaba dispuesto a dispararle cuando escucho más patas, pero a mi derecha, miré al otro lado de la calle y se encontraba otra creatura como la que tenía en frente, levanté un poco la vista y en el techo de una casa se encontraban dos más de estas cosas. En ese momento sentí que no podía quedarme a disparar y tenía que tratar de llegar a la camioneta.

Mi mano derecha comenzó a temblar ¿y si no soy suficiente mente rápido? ¿Y si no está la camioneta? ¿Cuántas balas me quedan? No, tengo que reaccionar, tengo que sobrevivir, tengo que… tengo que… ¡Tengo que encontrar a Elisa!


Continuara...