jueves, 29 de octubre de 2020

Macarena

 


Eran vacaciones de verano, había dejado a mi hijo con los abuelos ya que ellos vivían cerca al mar, así el podía ir a nadar y divertirse con la arena.

Habían llegado mis vacaciones así que aproveche para ir a pasar el tiempo en la playa con mi hijo. Ese día la abuela me contó que el había jugado el fin de semana pasado en la playa solo, gritaba, corría y de más cosas, pero que le pareció raro que dijera que quería volver pronto para poderse ver con Macarena otra vez, eso era extraño porque el había estado jugando solo.

Me acerqué a mi hijo y le pregunté sobre Macarena, me dijo que era una niña como de su edad, vestía de blanco, tenia el cabello negro y le gustaba jugar. No me parecía nada extraño, pero el siguió; me dijó que Macarena vivía en una casa blanca con un techo rojo y puertas negras. Jamás había visto una casa así por las cercanías, entonces creí que se trataba de una niña que venia de visita por las vacaciones.

El fin de semana decidí ir a la playa con mi hijo; el estuvo entretenido con la arena y el mar, obviamente estuve pendiente por sí aparecía Macarena, ya que no dejaba de hablar de su nueva amiga, pero ya se hacía tarde y era mejor volver a casa.

Me le acerqué y le pregunté por Macarena, pero me dijo que esta vez ella no había venido, no me preocupo ya que es difícil coincidir con una amiguita dos veces en la playa.

Nos estábamos devolviendo cuando pasamos cerca a un cementerio, en eso mi hijo comienza a gritar "¡Ahí! ¡Ahí es la casa de macarena!", miré por la ventana un mausoleo blanco, grande, con puertas negras y un techo de tejas rojas. Sentí un frío que me corría por la columna hasta que nos alejamos del lugar.

Ya de vuelta en casa, es decir, ya no donde los abuelos, mi hijo seguía con lo de Macarena, pero ahora diciendo que lo había seguido, en eso me moleste, por el miedo a lo que decía, y lo regañé para que dejara la historia de Macarena, después de eso no la volvió a mencionar y tampoco volvimos a saber de su amiguita.