Dejé mis pensamientos en la habitación, ya que tenía que continuar con la investigación. Fui al comedor y vi un tazón de leche, una taza con cereal, un vaso de jugo de naranja y un plato vacío. Me senté y de inmediato sentí la pistola que tenia guardada en la parte trasera del pantalón, temía que se disparara ya que no recordaba haberle puesto el seguro; así que la saque rápidamente, no tenía seguro, se lo puse y la volví a guardar, justo a tiempo para que Elisa no viera la pistola, ya que estaba saliendo de la cocina con unos huevos fritos, dos tostadas y tocino.
Sirvió esto en el plato vacío que tenía en frente, me miro a
los ojos con una sonrisa y volvió a la cocina, pero unos minutos después salió
con un platillo idéntico para ella y se sentó junto a mí, más cerca de lo que
se había sentado anoche.
- Buen provecho Elisa – le dije con una sonrisa
- Buen provecho – me respondió bajando un poco la cabeza
sonrojada.
No sabía con que empezar la conversación, de hecho, no
estaba seguro de lo que había pasado anoche y esta chica estaba como si nada
hubiera pasado, tenía que saber si ella también escuchó o si había sido un
horrible sueño.
- Anoche…
- ¡Oh! Lo siento – dijo Elisa interrumpiéndome – no le
pregunto cómo paso la noche ¿Le gusto la habitación?
¿Cómo decirle que por darme la habitación más lejana pude
ser devorado por alguna criatura extraña la cual no puede ver por la oscuridad
de la noche? No, no era capaz, ella estaba más alegre y dispuesta a hablar
conmigo, tenia que olvidar lo de anoche y ahora si sacarle la mayor cantidad de
información posible.
- Dormí muy bien, gracias por preguntar ¿y usted?
- Yo… - la chica se puso más roja y apartó la mirada – Yo
tuve un poco de frío, pero pude dormir.
Tiene veinte tres años, es una chica joven que posiblemente
busca es una noche de pasión para calmar la soledad, pero no la conseguiría
conmigo, por lo menos no con todas las cosas que estaban dando vueltas en mi
cabeza.
- Elisa – le dije con más decisión – Una de los
desaparecidos es muy parecida a usted.
Su tono de piel volvió a la normalidad y se quedó sin
expresar ninguna emoción, como si hubiera dicho algo que le diera miedo.
- Sí – respondió con un tono sombrío y sin darme la mirada
- Esperaba que…
- Ye terminé, tengo que irme.
Se levanto de la mesa y se marcho por el camino hacia el
recibidor, hasta que la perdí de vista y entonces escuché una puerta cerrarse.
Mi sorpresa fue notar, o más bien, no notar la silla que
había arrojado la noche anterior, ya no estaba y obviamente no iba a estar, ya
que la había arrojado contra lo que sea la criatura de anoche y eso la destruyó
¿Elisa la habría botado?
Miré la mesa, Elisa no había dado ni un bocado a su
desayuno, lo había dejado todo; tengo que admitir que me sentí mal por la
chica, ella solamente quería hablar, tal vez ligar conmigo y demás cosas,
incluso se había sentado cerca de mi… que miserable.
Dejé la mesa y fui tras ella, tenía que aclararle las cosas
después de todo, aún que en parte era para quitarme la culpa que sentía por
alterarla de esa forma.
Llegué al recibidor y me quedé mirando el pasillo lleno de
puertas, de las cuales no tenia ni idea de donde estaba Elisa. Estaba caminando
despacio tratando de escuchar algo en las puertas, y tuve suerte, en la
habitación 102 se escuchaba a una mujer sollozando. Me acerque a la puerta
cuando un pensamiento me detuvo ¿Qué rayos voy a decir o hacer? Además ¿un
inquilino entrando, así como así, con una pistola oculta en la parte de atrás
del pantalón? No, tenia que pensar bien las cosas.
Volví a mi habitación, guardé mi Smith & Wesson .38, me
enjuagué el rostro y usé un poco de enjuague bucal; ahora sí estaba un poco más
presentable, pese a que aún no sabía que decirle.
Me acerque una vez más a la habitación 102 y me disponía a
llamar a la puerta cuando escuche la voz de Elisa aun sollozando mientras
decía:
- No tuviste que ir en contra, no tuviste que desobedecer,
si solamente hubieras hecho lo que decían… aún estaríamos juntas…
Parece que Elisa sabía más de lo que sospechaba, ahora
tendría que decidir si encararla de forma agresiva o… no, lo que haré será de
forma tranquila, tengo que sacarle la mayor cantidad de información y puede que
tenga resuelto este caso.
Golpeé dos veces la puerta y escuché a través de esta la voz
de sorpresa de Elisa; ella abrió la puerta un poco, su rostro como sus ojos
estaban rojos, además de hinchados, seguramente estaba llorando, pero de todas formas
no trató de ocultar su rostro como en otras ocasiones.
- ¿Podemos hablar? – le pregunté con tono agradable, claro
que oculté mis ansias por preguntarle todo sobre el caso
- Sí, sí.
Elisa bajó la cabeza y me permitió pasar cerrando la puerta
después de que entré. El cuarto estaba ordenado, incluso era más grande que el
mío; estaba perfectamente ordenado a excepción de una caja y varias fotos sobre
la cama.
Me acerqué a la cama para ver las fotos, pero antes de tomar
una la volteé a mirar, ella asintió con la cabeza, así que tomé la que estaba
encima de todas; se trataba de una foto de dos niñas, ambas muy parecidas, no
tuve duda que se trataba de Elisa y la chica desaparecida; ambas estaban
sonriendo incluso se sentía que estaban felices.
- Es mi medio hermana, Alisa Pardo Escobar, ambas vivíamos
en este pueblo, incluso fuimos al mismo colegio – Elisa se acerco a mi para ver
la foto conmigo – Hasta nacimos en el mismo hospital.
- ¿Qué paso con…
- El mismo día por parte del mismo padre – Continuo Elisa sin
dejarme hablar – la idea de mi padre… bueno, de nuestro padre era hacer lo
posible para que no nos viéramos, ya que vivía engañando a dos mujeres, dos
mujeres que habían quedado embarazadas de él, claro, mi hermana iba a ser la
primera en nacer, pero una complicación en el embarazo de mi madre provocó que
yo naciera dos meses antes, provoco que naciera en el mismo hospital en donde
estaba naciendo mi hermana, después de eso ambas mujeres conocieron el secreto
que tenía mi padre creando un odió entre ambas, pero de todas formas mi padre
solamente era mala persona con las mujeres, ya que a mi hermana y a mí siempre
nos dio lo que necesitáramos, no lo que quisiéramos ni lo que quisieran
nuestras madres, no – Elisa subió la mirada y se quedó mirándome a los ojos,
estábamos tan cerca que pude notar su belleza pese a que estuviera llorando; me
provocaba besarla pero tenia que mantener la compostura – Mi padre nos mantenía
juntas cuando íbamos a visitarlo, creando un vinculo entre ambas como si
fuéramos hermanas del mismo padre y la misma madre; el era un hombre de dinero,
así que cuando murió nuestras madres fueron como buitres por su dinero y
propiedades, pero no pudieron, el nos dejó todo a mi hermana y a mí, esto con
el fin que siguiéramos compartiendo, y así lo hicimos, por lo menos hasta que…
De repente sonó mi celular, era un numero desconocido. Le
pedí disculpas a Elisa y salí de su cuarto para responder; era Snaider… bueno,
el oficial Tovar, diciéndome que tenía una información importante para
compartirme sobre las desapariciones, y que no podía esperar.
Le dije a Elisa que tenía que hacer unas cosas, que trataría
de no tardar para seguir escuchándola y ella me sonrió y asintió con la cabeza.
Fui a mi habitación y tomé mi abrigo cuando sonó algo que
caía al suelo, era mi pistola, no sé porque sentí el impulso de tomarla y
llevarla conmigo, pero eso hice.
Al llegar al recibidor estaba Elisa, quien se me acercó y me
beso de una forma tan apasionada que me dieron ganas de no ir, de botar todo el
caso y quedarme con ella, huir de ese pueblo, lejos, solamente ella y yo.
Terminó de besarme y me pidió que no me tardara, le acaricie
la mejilla y salí rápidamente en dirección a la estación de policía.
Llegaba en mi automóvil frente a la estación, el trayecto estuvo
totalmente abandonado, justo como estuvo el día que llegue.
Puse el freno de mano y estaba por apagar el automóvil
cuando un pensamiento llegó a mi cabeza, un pensamiento como si estuviera desactivado:
¿Cómo pudo el agente Tovar llamarme si jamás le pasé mi
número de celular? Maldición, algo no estaba bien y lo que querían era tenerme
lejos de Elisa ¡Elisa era la próxima Victima!
Continuara...