domingo, 18 de abril de 2021

Los Desaparecidos (Parte 19)


 

No sabía lo que estaba sucediendo, el dolor era insoportable y estaba frente a un monstruo, mientras la gente que estaba en las celdas gritaba desesperada.

- Te daré de comer a nuestro dios en pedazos Detective.

Me estaba desmayando el dolor, pero no podía dejarme caer, la pistola estaba en el suelo y ya no había nada más que pudiera hacer ¿Por qué seguía luchando?

Cero dejó de apretar mi brazo al ver que un humo negro salía del teatro, se estaba quemando. Me dejó caer y lo primero que hice fue sujetar mi adolorido brazo, estaba sangrando, pero no lo suficiente como para quedar inconsciente.

Trate de volver en sí para tomar el revolver y dispararle a ese monstruo que tenía la forma de Cero; pero al acercarse a la banca en la que estaba Alisa, esta saltó derribando a Cero y estando encima de él comenzó a arrancarle pedazos de carne del pecho con sus garras. Cero solamente dejaba salir gruñidos, pero no se defendía.

Alisa seguía salpicando todo el lugar con la sangre y los pedazos de Cero hasta que le arrancó algo del pecho, una parte del cuerpo de Cero que brillaba y palpitaba.

Cero volteo a mirarme y con voz débil me dijo:

- Creo que el ritual se completara conmigo y no con usted detective

Seguido a esto Alisa le arrancó el corazón a Cero del cuerpo dejando este salir un gruñido de dolor que se apagó en el momento en el que no habían arterias que conectaran el corazón con el cuerpo de Cero. Alisa se levantó de encima del cuerpo de Cero con dificultad y se quedó mirando como en un trance el brillante y ensangrentado corazón que tenía en sus manos

- Alisa – le decía con debilidad mientras trataba de ponerme de pie – no sé en qué consistía ese ritual, pero algo me dice que lo que estés pensando, no lo hagas

- Detective – decía alisa mientras miraba el corazón y la otra mano se la pasaba por su vientre, como si estuviera acariciando a un bebé – alguna vez… es decir ¿alguna vez a sentido que algo importante esta creciendo dentro de usted? ¿algo que tendrá vida y lo llamará mamá?

- Alisa, esto es lo que ellos querían, no sé si realmente destruirás la vida y volverá a iniciar el mundo desde cero, pero no vale la pena

- Usted no sabe lo que se siente que algo este creciendo, que una vida este creciendo dentro de usted

- Alisa – tosí un poco ya que el lugar se empezaba a llenar de humo negro – escúchame, solamente destruye eso y sigamos adelante

- ¿Seguir adelante? ¿usted ha visto como soy ahora? – Alisa me volteaba a mirar con lagrimas en los ojos – no podré tener una vida normal de nuevo, soy un monstruo creado por rituales y con el fin de traer paz al mundo

- ¿Paz? Mataras a millones

- Esos millones no lo valen, no apreciaron este mundo y yo, yo con mi hijo podemos cambiar eso.

No sé que estaba pasando, la mujer que me había pedido ayuda ahora estaba por completar un ritual que acabaría con la humanidad, tal vez con toda la vida.

Estaba de pie, adolorido y con los ojos llorosos por el humo, pero aún tenia el revolver y dos balas para terminar con esto. Mientras Alisa abría la boca para engullir el corazón de Cero, yo levanté el revolver y apuntando lo mejor que pude disparé dos veces, el primer disparo pasó rosando a Alisa y el segundó dio en el corazón de Cero que Alisa tenia en la mano, provocando que este dejara de brillar y se convirtiera en cenizas que se resbalaban de los dedos de Alisa

- ¡QUÉ HA HECHO!

Alisa volteaba a mirarme llena de ira; yo me desplomaba en el suelo abandonándome las fuerzas que me quedaban.

Alisa estaba por atacarme cuando noté que detrás de ella el humo negro estaba yendo hacia el lugar del que venía, como si algo lo estuviera chupando desde abajo en el teatro, entonces recordé que ese era un fenómeno que ocurría cuando el fuego buscaba expandirse más.

- ¡Cero esta vivo! – grité provocando que Alisa se quedara detallando el cuerpo de Cero.

Me tiré en el suelo y una explosión que alcanzó a Alisa salía de las escaleras quemando algunos lugares del calabozo; estas llamas también alcanzaron a Alisa prendiéndola en fuego de forma casi instantánea. La mujer a la que le entregué las llaves se acercó a mí, junto a los otros que ella ayudo a liberar, y me ayudaron a levantarme.

- Tenemos que salir de aquí detective – decía el enfermero mientras salíamos del lugar.

Abrieron la puerta que estaba junto al escritorio, era mi amigo que hacía señas para que saliéramos todos de allí. Mientras salíamos se escuchaban los gritos desesperados de Alisa que estaba siendo consumida por las llamas.

 

Al salir habían varias patrullas de policía, dos camiones de bomberos y varias ambulancias; además de varios chismosos que no podía explicarme de donde salieron. De entre la multitud salía Howard junto a Elisa, ellos dos se acercaron a mí, que estaba siendo socorrido por mi amigo y el enfermero para indicarles una ambulancia cercana a la cual llevarme.

- Eres un hueso duro de roer amigo – me decía mi excompañero

En ese momento unos paramédicos me ingresaban a una camilla y yo no soportaba más y me desmayaba.

Continuara...

domingo, 11 de abril de 2021

Los Desaparecidos (Parte 18)

 


Alisa, o bueno, esa criatura levantó la mirada y pude sentir como nuestras miradas se encontraron

- Elisa ¿Esta bien? – decía la criatura, o bueno, decía Alisa con tono débil

- Sí, ella está bien, un amigo la está cuidando y en caso de que…

- ¿Ese amigo es Howard Walterson? – me interrumpió Alisa

- Sí, es el

- Ese tipo cree que puede hacer lo que quiera solamente porque tiene dinero, es enfermo y me produce mucho asco – Alisa se levantó y agarro con sus manos los garrotes que estaban más cerca de mi – me da asco como todos los hombres, incluso Cero

- ¡Oh! Mi niña grosera – decía Cero con tono de burla – igual serás la que engendrara al hijo de nuestro Dios, la que le dará vida al nuevo profeta que entregara este mundo a los justos, solamente necesitas a alguien fuerte para alimentarte, alguien con la fuerza de el – Cero me señaló con sus huesudas manos y Alisa respondió a esto lamiéndose sus propios labios, como si fuera a comerme.

- Sí, lo devoraré ¡Me comeré a todos los enemigos de nuestro señor y destructor!

Todos comenzaron a aplaudir mientras que Cero sacaba una llave y se acercaba al cerrojo de la celda; yo estaba nervioso, asustado incluso, no sabía como reaccionar, como si mi sentido común me hubiera abandonado, mis piernas temblaban y mis manos me sudaban.

De repente, justo cuando Cero insertó la llave, una voz a lo lejos me hizo entrar en razón

- ¡Dispárale Amigo! ¡nosotros te cubrimos!

Miré de quien se trataba, era mi amigo que estaba con varios policías entrando al teatro.

Ante esto, Cero se quedó pasmado mirando lo que sucedía, yo acababa de entrar en razón y saqué el revolver que aún tenia conmigo; lo apunte hacía Alisa, pero, en ese instante, sentí como si el tiempo transcurriera mucho más despacio mientras la miraba a los ojos.

Ayúdame Detective, sentí estas palabras dentro de mi cabeza, eran con la misma voz de Alisa ¿era un mensaje de ella?

Cambie mi objetivo, Cero, que estaba confundido y distraído por toda la situación, iba a ser el que iba a llevarse un disparo de mi parte.

Se escuchó un fuerte ¡Bang! Que hizo que el tiempo volviera a la normalidad a mi alrededor; la bala impacto justo en la sien de Cero derribándolo, todos los guardias, que no estaban cerca, al ver lo ocurrido sacaron sus armas y trataron de dispararme, pero los otros policías, incluyendo a mi amigo, les disparaban también.

Los otros del culto estaban corriendo nerviosos, algunos impactados por alguna que otra bala perdida. Yo me encontraba semi agachado esperando que ningún disparo me diera.

- ¡Detective! – Gritó Alisa mientras se sostenía de los barrotes – ¡Ayúdeme! ¡sáqueme de aquí!

Me acerqué agachado a la celda mientras algunos disparos pasaban cerca de mí, pero logré llegar y darle la vuelta a la llave y abrirla.

- Por allá – Alisa señalaba al lugar por el que ella llegó – Hay una puerta que guía justo al lugar en el que se encuentran algunas personas que usarían como ganado, además podemos salir por ahí.

Nos íbamos moviendo rápidamente cuando sentí que algo me sostenía de la pierna y evitaba que me moviera, miré y era Cero, que estaba en el suelo mientras le salía sangre del lado derecho de la cabeza, su sangre era de un color mucho más oscuro que la normal, hasta por un momento sentí que era de color negro.

- No tan rápido Detective – Decía Cero con debilidad – Esto aún no termina y no lo dejaré ir con el recipiente.

Alisa se acercó rápidamente a Cero y, con sus garras, le rasguño el lado derecho del rostro sacándole el ojo. Cero dejó salir un grito desgarrador, pero me había soltado.

- Huyamos – decía Alisa.

Yo había alcanzado a entrar a una habitación oscura cuando escuché detrás de mi el grito de Alisa, volteé a mirar y estaba en suelo, parecía que una bala le había impactado, ya que también estaba botando sangre. Me devolví hasta donde estaba ella y la levante para sacarla de ahí, ella pesaba demasiado.

Logramos salir del teatro a través de un pasillo oscuro, en el fondo había unas escaleras iluminadas por unas pocas antorchas. Comenzamos a subir por las escaleras hasta que llegamos a una especia de calabozo lleno de celdas en las que habían unas pocas personas, unas seis podía contar.

Una de estas al vernos llegar se levantó del suelo y comenzó a preguntar por Alisa.

- Recibió un impacto de bala, pero parece que estará bien.

Coloqué a Alisa en una banca cercana, arranqué un pedazo de la toga y comencé a taparle la herida.

- Yo soy enfermero – decía un hombre en una de las celdas – las llaves están en ese escritorio – señaló a un escritorio viejo que se encontraba al final de habitación junto a una puerta – si me sacas podré atenderla con el botiquín que también esta en el escritorio, de paso podrías liberarnos a todos.

Afirmé con la cabeza y me acerqué rápidamente al escritorio, las llaves estaban en el primer cajón que abrí, mientras que el botiquín estaba en un compartimiento en el suelo del escritorio. Me agaché para tomarlo cuando uno de los prisioneros dejó salir un grito de terror, me levanté rápidamente y era Cero, que estaba parado cubierto por su extraña sangre por el camino del que veníamos.

- Detective ¿se da cuenta de lo que acaba de hacer? No lo dejaré ir destruyendo todo lo que nos costo construir al Ojo y a mí cientos de años – Cero comenzó a acercarse a paso lento hacia mí mientras que de sus dedos salían unas garras rojas que se mesclaban con su sangre – Todos estos años buscando a un recipiente apto para traes al portador del Caos, Caos del que construiríamos un nuevo mundo – Cero se detuvo frente a la banca en la que estaba Alisa – y mira ahora, por su culpa el recipiente podría morir y jamás completarse el ritual ¿le parece justo detective?

- ¿Justo? – le respondí mientras sacaba el revolver y le apuntaba – Justo sería que dejara a la gente de este pueblo vivir tranquilos.

- No me haga reír, Detective – decía Cero mientras volvía a acercarse a mi – este pueblo es uno de miles que han resultado desaparecidos del mapa por tratar de completar nuestros rituales, pero nunca ha habido una mujer virgen que soportara el cargar a nuestro traedor del Caos, y ahora esta muriendo sin terminar el ritual.

- No me importa, no daré mi vida por el bien de algo tan desquiciado como su ritual

- Entonces será por la fuerza detective.

Cero se movió tan rápido que no alcance ni a apretar el gatillo cuando ya estaba junto a mí; lo siguiente que sentí fue unas garras que casi me arrancan mi brazo derecho arrojándome hasta el otro lado de la habitación.

- Estos son los poderes de mi Dios detective, usted podía haber sido parte de esto

- ¿Cómo? – pregunté mientras trataba de ponerme de pie - ¿siendo comida para un demonio?

- ¿Demonio? – Cero dejó salir una carcajada tétrica – un Dios detective ¡Un Dios! ¡Este Dios nos…

Apunté mi arma con mi brazo izquierdo y le disparé tres veces, en la frente, en el pecho y en la pierna izquierda. Tuve la suerte de que el primer disparo le dio en la frente, ya que no podía con el retroceso del arma con solamente una mano. Cero estaba derribado una vez más; iba a revisar si esta vez lo había matado, pero me detuve cuando una mujer, en una celda cercana, me pidió desesperadamente que la sacara, me acerqué a ella y le pasé las llaves, ella abrió la celda y corrió a abrir las otras; iba a acercarme a Alisa cuando sentí el algo me sujetaba de mi brazo derecho y me levantaba del suelo.

- Aún no terminamos Detective – Era Cero, pero esta vez su voz era más profunda y gutural.

El dolor era tan punzante que solté el revolver y con mi mano izquierda trataba de abrirle la mano a Cero; este me giraba hasta tenerme de frente, no sé en qué momento se había vuelto tan alto y además cada vez se parecía más y más al demonio que había aparecido la noche anterior.

- ¿Le gusta cómo me veo ahora Detective? Es un regalo, junto a la inmortalidad, que me otorgo mi Dios.

Continuara...

domingo, 4 de abril de 2021

Los Desaparecidos (Parte 17)

Otra vez vengo a disculparme porque
La semana pasada no publiqué la parte 17
Igual se las traigo ahora
Lo sé, no es una disculpa apropiada
Pero les prometo que todo fue por el bien del Blog
Ya que últimamente he estado escribiendo varias cosas
Que planeo lleguen al Blog en un futuro
Y ya sin más preámbulo la parte 17



Me encontraba en shock, todos estaban mirando en la dirección en la que estaba mirando Cero, y quien estaba ahí era nada más y nada menos que yo. Sentía que tenía que hacer algo, algo para que no terminara rodeado por un montón de personas, personas que buscarían acabar con mi vida; pero el tiempo pasaba y no ocurría nada, solamente estaban mirándome todos.

- No tenemos toda la noche detective – decía Cero con un tono de satisfacción – acérquese por favor, estoy seguro que siempre había querido conocerme.

La verdad sí, quería conocerlo, pero no en estas circunstancias, rodeado por un montón de locos que podrían tratar de hacerme daño, pero no tenia más opción, en el peor de los casos podría acabarlo de un disparo en la frente y puede que toda esta locura termine.

Salí de mi butaca y comencé a acercarme a la tarima, todos en ese lugar me seguían con la mirada, como si fuera una sorpresa el verme allí, algunos susurraban cosas y otros sonreían victoriosos.

Subí y estaba tan cerca de Cero que podría agarrarlo del cuello, pero no podía hacer eso, era muy extraño que no había nadie protegiéndolo, alguien que estuviera entre el y yo, no, solamente el frente a mí; miré a los alrededores buscando más personas, pero nada, no había nadie.

- No hay nadie más detective, solamente usted y yo, claro que si espera matarme le diré que no podrá conmigo – Cero dejó ver una macabra sonrisa – créame que después de hoy también me encargaré de su “amiguito” que lo trajo a este pueblo para… para… no sé para qué ¿podría instruirme detective?

Lo miraba con rabia, este tipo se sentía que había ganado, incluso creo que sabía que Howard me había ayudado antes… no, no puede ser, pueden ser sus juegos mentales para que suelte toda la información al respecto, debe ser un truco como el que uso número 1.

- No caeré en sus trucos baratos – le dije frunciendo el ceño.

- Obvio, como iba a esperar que delataras a Howard Walterson ¿verdad detective? De igual manera usted debe de estar aquí por Alisa ¿verdad? La hermana de Elisa ¿Qué tanto sabe sobre Elisa?

Este tipo sabía todo, además entre más pasaba el tiempo más nervioso me ponía, tenia cada vez más ganas de sacar mi pistola, dispararle e irme.

- No sé mucho sobre Elisa, pero…

- ¡No sabe mucho! – dijo Cero interrumpiéndome y mirando hacia los otros miembros del culto, incluso dio una vuelta como si se mofara de mi – Esa chica lo debe de haber enamorado detective, y la verdad no me extraña, joven, hermosa, vulnerable esperando a que su caballero en armadura brillante la rescate de sus enemigos imaginarios ¿verdad detective?

Me tenía sin palabras, como si esto fuera un juego para el

- La verdad detective, es que ella jamás se preocupo por su hermana, por eso fue fácil que entrara a nuestras filas, ella era miembro de nuestra secta, como usted la llama – me dio la espalda y comenzó a alejarse de mi a paso lento – pero ella jamás le dijo que estaba dispuesta a ofrecer a los que se hospedaran en su hotel como tributo a nuestro Dios con tal de que no lastimáramos a su hermana ¿o sí? Le dijo acaso que usted iba a ser una de las víctimas, pero logró salvarse de el enviado de nuestro dios para traerlo a la granja ¿o sí? – volteo a mirarme con una mirada irónica mientras que de la oscuridad llegaban dos tipos empujando una caja extremadamente grande cubierta por una cortina – Ahora detective, le presento a la razón por la que usted será nuestro próximo tributo.

Los dos tipos se apartaron dejando de nuevo a Cero y a mi en la tarima, también habían dejado la caja que venían empujando.

Cero tomó la cortina y de un solo jalón la retiró, dejando ver lo que había; se trataba de una extraña criatura con forma de mujer, tenia alas negras de murciélago que le salían de la espalda, sus patas imitaban a las patas traseras de un lobo, sus manos parecían normales, pero con uñas largas que incluso parecían filosas, su piel blanca y cabello largo y negro completaban lo que alcanzaba a ver de esta cosa.

Al hacer esto todos en el lugar comenzaron a aplaudir, la criatura estaba en posición fetal y no se movía pese al alboroto.

- Alisa – decía Cero mientras metía una mano entre las rejas para apartar el cabello de la criatura – puedes por favor levantar la vista, este hombre vino en nombre de tu hermana a salvarte.

La criatura levantó la vista y fue cuando quede sorprendido, pese a los ojos oscuros con iris de color negro podía notar el parentesco con Elisa. Eso, sea lo que sea, es Alisa.

 Continuara...

domingo, 21 de marzo de 2021

Los Desaparecidos (Parte 16)


 

Al ocaso noté que llegaban tres camionetas, de la primera camioneta y de la tercera se bajaron ocho tipos con trajes negros, cuatro de cada camioneta; de la segunda se bajaron dos tipos más y uno de ellos fue a abrir la puerta; de esta se bajó un anciano con apariencia tétrica, parecía débil, pero daba pasos firmes como si su apariencia fuera una mentira y realmente fuera un joven con disfraz.

Me quedé mirando por un rato hasta que noté que el anciano encajaba en la descripción que me había dado Howard ¿será ese Cero? En caso de que lo fuera entonces no tenía tiempo que perder, teniendo en cuenta que Numero Uno estaba muerto y que yo era culpable, ese anciano, tendría que escoger a un nuevo número uno para evitar que su culto enfermizo se destruyera.

Mire la cantidad de munición en mi arma, coloqué el celular en silencio y baje de forma precavida para no ser visto.

Iba de árbol en árbol para acercarme de manera sigilosa, ninguno de los tipos que llegaron se quedaron afuera, incluso los que estaban habían entrado también; ya esperaba encontrarme con un lugar repleto de fanáticos como la noche pasada.

Al acercarme más noté que había un estante con varias túnicas, eran demasiadas, lo que pensé es que vendría más gente ¿podría ponerme una de estas y entrar como si nada pasara?

No tuve tiempo de pensar, ya que escuché otros vehículos acercarse, tenía que actuar ahora o nunca. Tomé una de las túnicas y de inmediato vi que tenían un numero en la parte interna “Los números con los que se nombran”, pensé, o sea que ya estaban asignados, pero por suerte en mis manos tenía una con el número 36, el tipo que mate la otra vez.

Me la puse y de inmediato llegaron tres carros y dos camionetas, de las cuales se bajaron varias personas, no tuve tiempo de identificarlas ya que no quería que vieran mi rostro y me reconocieran de la noche pasada.

- ¡Mira! Te dije que veníamos tarde, ya hay uno de nosotros aquí – dijo uno de los tipos con tono molesto

- Tú y tú horrible costumbre de querer llegar primero Héctor – respondía la otra voz, un poco más anciana que la voz anterior

- ¡Te pasas número diez! Sabes que acá y cuando estamos reunidos soy número 37

- Ya, ya – soltó una risa burlona la otra voz – igual no estamos adentro y no tenemos nuestras túnicas aún.

Me distrajo la voz de alguien que además tocó mi hombro

- ¿Puedes darme permiso compañero? – dijo esta voz, a la cual casi volteo a mirar, habría sido estúpido con lo cerca que estaba de mí y dejaría mi rostro a la vista, pero reaccione a tiempo

- Lo siento compañero – le respondí imitando una voz seria y gruesa.

Iba a decirme algo más, pero lo ignoré y entré a toda prisa.

El lugar estaba suficientemente oscuro para que, usando la túnica, los demás no pudieran reconocerme; pasé por un pasillo largo iluminado por antorchas hasta que sentí que iba bajando. Así por unos minutos hasta llegar a un lugar gigante lleno de personas, parecía un teatro en forma circular, a los lados podían verse algunos tipos, también con las túnicas, que parecían hacer de guardias, algunos decían que los nuevos buscar su respectiva butaca con su número, un poco de suerte para variar, ya sabía que tenía que buscar el numero 36… pero no sé qué estaba pensando ¿iba a quedarme con estos tipos a ver que hacían? Debo de estar loco, igual si no seguía el juego podría levantar sospechas.

Busqué la butaca 36, al buscarla pasé por la número 27, esta estaba vacía aún ¿habrá un nuevo número 27?

Al llegar había alguien sentado en la numero 38, justo al lado mío, y seguido a esta el pasillo que daba a la salida, estaría rodeado si llegase a pasar algo grave.

Mire a mi alrededor, ya se estaban ocupando casi todas las butacas, pero había muchos vacíos.

- Después de lo que pasó anoche la congregación ha disminuido – dijo el tipo sentado a mi lado, no podía verle bien el rostro, así que asimilé que el tampoco podía ver el mío – Maldito citadino, si lo tuviera aquí lo torturaría hasta que me ruegue que lo mate.

Este tipo estaba loco, además me dio un poco de risa que lo dijera sin saber que yo estaba sentado justo a su lado.

De repente se silenció el recinto dejando escuchar solamente el fuego de las antorchas que daban la poca iluminación del lugar. Un telón que estaba en el fondo se abrió dejando ver al anciano de hace rato, también tenía la misma túnica, pero esta era color vino tinto, además, pese a que todos usábamos las capuchas, este la tenía abajo, dejando ver su rostro.

Un hombre con capucha se le acercó y le entregó un micrófono y se apartó; El anciano limpio su garganta carraspeando un poco y dijo:

- Soy Cero – dijo con una voz tétrica, seca y gruesa; seguido a esto soltó una carcajada terrorífica como si hubiera salido de la peor de las pesadillas – Eso ya lo saben, pero usted no, De-tec-ti-ve.

Continuara...

domingo, 14 de marzo de 2021

Los Desaparecidos (Parte 15)

 Primero que nada pedirles una disculpa
ya que la semana pasada no publiqué esta parte
he estado muy ocupado con otras cosas que no me daban tiempo para el Blog
igual quería cumplirles esta semana
por eso aproveché un tiempo libre para publicar
Sin más explicaciones les dejó la parte 15 de este emocionante misterio



Seguí a Francis hasta llegar a un garaje, habían dos camionetas; Francis me entregó las llaves y me dijo:

- Es la camioneta negra.

Tomé las llaves y estaba por subirme a la camioneta cuando Francis me pidió que esperará un momento; me detuve y Francis sacó un maletín, al abrirlo había una Smith & Wesson, un revolver un poco grande, al mirar la caja de munición que estaba junto a este entendí porqué del tamaño, eran balas .357, una magnum, un poco parecida a mi revolver, pero esta tenia más retroceso y por consiguiente es más poderosa, claro que esto antes que nada es complicado para mí, ya que no estaba acostumbrado a usar armas de tanto calibre; esperaba no tener que usarla. Además, Francis, me entregó un celular, no era tan moderno como el que tenía, pero Francis me dejó claro que podía recibir y hacer llamadas con este equipo, le agradecí y proseguí a subirme a la camioneta.

- ¿No va a despedirse de la señorita Elisa? – preguntó Francis antes de que cerrara la puerta de la camioneta

- No, la verdad no sé contra que me enfrento y es posible que no vuelva, en ese caso no quiero darle falsas esperanzas a Elisa, y sé que ella me pedirá que vuelva, sería muy triste si le digo que volveré y ella se queda esperándome mientras yo esté muerto o peor…

Cerré la puerta de la camioneta con cierta tristeza y me marché.

Lo primero que hice fue llamar a mi compañero en la ciudad, el me contesto nervioso.

- ¿Dónde estás? Hace horas que he tratado de localizarte

- No me lo creerías, pero creo que estoy cerca de resolver el caso

- No tanto por el caso, tienes una orden de captura emitida por el comisario de ese pueblo, supuestamente eres sospechoso en la muerte de varias personas allí

- ¿Sospechoso?

- Sí, llevaron la denuncia hasta acá por si volvías a la ciudad, obviamente el capitán me hizo muchas preguntas ya que conocen de nuestra amistad.

¿Amistad? No creo que el y yo seamos amigos, lo digo porque solamente soy un contacto para el cuando necesita ayuda y lo mismo el para mí, nunca hemos ido realmente por planes de amigos, además después de la información mía que le entrego a numero uno no estaba muy de acuerdo con decirle “amigo”

- Mira, si me buscan es porque estoy cerca de algo grande, así que te pido que mantengas mi paradero como desconocido, por lo menos hasta que te vuelva a llamar desde este número, estoy usando un equipo antiguo, pero puedo enviarte mi ubicación, cuando lo haga quiero que llegues con buenos refuerzos lo más pronto que puedas.

- Sabes lo lejos que esta ese pueblo ¿no?

Había olvidado ese detalle. Pensé rápido en una solución a eso

- Diles que sabes donde estoy, si es verdad que maté tantas personas dirán que estoy armado y soy peligroso, de esa forma no tiene nada que hacer el comisario de este pueblo en eso, esto con el fin de que te el apoyo este cerca cuando lo necesite.

- ¿No estas en el pueblo? ¿Dónde estás acaso?

Detuve la camioneta, en un paramo y miré hacía una granja que se encontraba a unos cincuenta metros de mí, era inmensa y tenia unas cuantas personas vestidas como numero treinta y seis, y numero veintisiete.

- Voy a estar en una granja cerca del pueblo y creo que en esta granja están algunos de los desaparecidos, o por lo menos los que no han sacrificado…

Corte la llamada, esperaba tener refuerzos dentro de unas horas, igual trataría de entrar cuando llegara la noche, así que lo que seguía era esperar a que la oscuridad me ayude para buscar a los desaparecidos y lograr encontrar alguna pista sobre la hija de Howard… la verdad esperaba que ella como Alisa se encontraran allí, tenía un sentimiento entre miedo y ansias de que todo esto terminara de una vez por todas.

Continuara...